Breve, pero a fondo-Mexicanos en Afganistán

Es muy difícil sustraerse a la gran tragedia que se vive en Afganistán por el regreso al poder del Talibán, una secta fundamentalista, que ya dio muestra de su crueldad y barbarie. Pero también es de reconocer que en la lucha para combatir y erradicar a este grupo terrorista, han participado mexicanos.  

El mundo todavía se estremece por el trato y la opresión que padecieron las mujeres afganas durante el régimen talibán, a las que les quitó todos sus derechos y las redujo al más ínfimo sitio en la escala social. También recordamos esas atroces imágenes en las que los talibanes degollaban a opositores y a ciudadanos extranjeros, a quienes acusaban sin pruebas de ser espías o soldados del imperialismo occidental.

Sin duda, esta es una crisis que pegará al mundo entero, pero que le traerá terribles consecuencias políticas y de seguridad nacional al gobierno de Joe Biden, quien a estas alturas, aunque diga lo contrario, podría estar más que arrepentido de haber considerado que ya no era necesaria la presencia de las tropas estadounidenses en ese país, ahora controlado por esta fuerza extremista, que en su momento fue el principal aliado de Al Qaeda y de Osama Bin Laden.

La participación de mexicanos en operaciones militares en Afganistán podría ascender al medio millar, todos ellos, reclutados por el Ejército de Estados Unidos.

En esta lucha por restaurar la paz e impulsar las bases de una democracia en Afganistán, al menos unos 45 connacionales, ya bajo la nacionalidad estadounidense, perdieron la vida en la última década.

La información divulgada por el Sistema de Análisis de Bajas del Departamento de Defensa, y citada por el periodista Ariel Corral de Milenio Televisión, precisa que la mayoría de estos mexicanos, fallecieron durante Operación Libertad Duradera entre 2001 y 2014, independientemente de los más de 345 paisanos que resultaron heridos en las acciones, primero para echar del poder al régimen Talibán hace 20 años, y después para mantener una endeble paz en el país asiático, de unos 40 millones de habitantes.

A pesar de que la Secretaría de Relaciones Exteriores dio a conocer que hasta el momento no se tenía información de mexicanos atrapados en ese país que colinda, entre otros, con Irán y Pakistán, la ciudadana Daniela Izquierdo se quejó a través de su cuenta de Twitter @Dizquierdo7, que tuvo que salir por su cuenta sin la ayuda de ninguna autoridad que representará al gobierno mexicano.

“Yo vivo en Kabul y hace meses me registré en la página de la SRE. Ni un mensaje mandaron. La situación es terrible y hubiera sido bueno saber que contaba con el apoyo de México. No fue así. Afortunadamente no necesité de su ayuda para evacuar, si no seguiría en Kabul”. Así su mensaje.

México no tiene representación diplomática en Kabul, aunque su embajada en Teherán, capital de Irán, es concurrente para Afganistán.

Y mientras el mundo está impactado por el regreso de la insurgencia talibana al poder, dos décadas después de su derrocamiento, el pueblo haitiano padece una nueva tragedia al ser azotado por un nuevo terremoto que, según cifras conservadoras, ha cobrado hasta el momento la vida de por lo menos mil 500 personas.

La comunidad internacional no debe perder de vista el sufrimiento en el que está sumergido Haití, donde las calamidades no cesan en esa nación empobrecida, que hace 10 años padeció de otro sismo que le quitó a vida 300 mil de sus habitantes.

Ambas naciones, Afganistán y Haití, requieren del apoyo incondicional del concierto de las naciones para que sus pueblos puedan lidiar con un futuro incierto. Abandonarlos ahora sería claudicar a los principios básicos de la solidaridad y subsidiaridad.

Apunte final: Quien abandona y olvida, se gana el merecido derecho a recibir lo mismo.