¡Fuera cadenas!- La reforma político electoral

¡Fuera cadenas!- La reforma político electoral

Ya mucho se ha comentado sobre los puntos que no gustan de la propuesta de reforma en materia político-electoral presentada por el presidente de la república la semana pasada. En ese golpeteo político se deja de lado una propuesta que, a mi juicio, resultaría bastante positiva para nuestra democracia: el nuevo sistema de representación proporcional puro que se propone para la integración del Congreso de la Unión, así como de los congresos estatales y ayuntamientos.

Antes de exponer mis ideas sobre lo anterior, no quiero dejar de lado una reflexión entorno a que los consejeros del Instituto Electoral y del Tribunal Electoral sean electos por la ciudadanía. No me gusta la idea que los jueces constitucionales de última instancia en materia electoral sean electos por la ciudadanía. Si bien existen ejemplos de jueces electos en países como Estados Unidos, ellos suelen ser jueces municipales. En esos casos considero que sí se justifica la viabilidad de que la propia ciudadanía sea quienes elijan a los jueces que les juzgará sobre faltas administrativas y cívicas, pues los jueces deben conocer el bagaje social de las personas a quienes juzgarán. Para el caso de jueces nacionales, me parece que no se justifica la intervención del electorado en su nombramiento, pues las posturas político-electorales de la nación son muy variadas y no podría un juez nacional atenerse a una u otra postura electoral. Similar opinión tengo sobre los miembros del Instituto Electoral Nacional. Además, este método no resuelve el problema que la misma iniciativa pretende solucionar: son los mismos gobernantes quienes seleccionarían a los candidatos que participarían en las elecciones; es decir, no hay un cambio real en la forma en que se eligen a esos candidatos, pues a final de cuentas el mismo gobierno tiene injerencia en la selección de esos funcionarios.

Les dije al inicio de esta columna que esta reforma tenía un gran punto a favor: la eliminación de los 300 distritos electorales, así como de las cinco circunscripciones plurinominales electorales para la integración de los 500 miembros de la Cámara de Diputados. La iniciativa propone la reducción a sólo 300 diputados federales electos por un sistema de listas estatales; esto es, se propone que los 300 diputados sean todos de elección popular, sí, esos que conocemos como pluris

Ya en anteriores columnas he señalado las bondades para el sistema político-electoral la existencia de los llamados pluris; estos pretenden ser un reflejo cercano a las facciones políticas existentes en la sociedad. Por ejemplo, si en la sociedad hay 30% de priistas, 30% de panistas y 40% de morenistas, entonces lo lógico y justo sería que el congreso se integrara en esas mismas proporciones; con la propuesta presentada la semana pasada, ello se garantizaría. Esto nos pone de relieve que, como se imaginarán ustedes, en el actual sistema electoral dicha proporcionalidad no está garantizada, incluso, la Constitución permite una distorsión del 8% entre el porcentaje de los votos obtenidos por un partido y el número de curules que ese mismo partido ocuparía en el congreso. Volviendo a lo anterior, en el actual sistema se permitiría que hubiere 22% o 38% de curules asignados al PRI aun cuando hubieren obtenido el 30% de la votación.

El sistema de listas estatales que se propone en la iniciativa me parece algo de muy buena voluntad, pues ahora los candidatos que integren esa lista a fuerza tendrían que hacer campaña en el Estado por el cual fueren postulados. Ello es diferente a lo que actualmente tenemos, que son 5 circunscripciones integradas por diversos Estados y los candidatos de las listas muchas veces ni siquiera eran provenientes del Estado donde se ejercía la votación. A guisa de ejemplo, actualmente la primera circunscripción se integra por Baja California y Jalisco (entre otras entidades), y eso causa que los electores de Baja California voten por la lista de un partido político que probablemente hubiere propuesto en su lista a candidatos originarios de Jalisco. Con la propuesta actual, las listas deberán ser especializadas para cada Estado y se deben integrar por candidatos provenientes de ese mismo Estado. 

Algo que pudiere mejorarse de la propuesta es que los electores tengamos la posibilidad de elegir el orden de las personas que integran la lista de candidatos plurinominales. Al día de hoy, cuestión que no se pretende cambiar por la iniciativa, los partidos políticos establecen el orden que integran las listas de candidatos plurinominales y nosotros nos quedamos sin participación en ello. El orden de esas listas es importante porque las curules se asignarán conforme a él. Volvamos al ejemplo que les puse anteriormente y supongamos que en un determinado Estado se van a repartir 10 curules. Si el PRI y PAN obtuvieron el 30% de la votación cada quien, mientras MORENA obtendría el 40%, entonces se repartirían las curules de la siguiente forma: 3 para PRI, 3 para PAN y 4 para MORENA. Las personas a quienes les “tocaría” curul serían las primeras 3 en las listas priistas y panistas, y las primeras 4 en la lista morenista. 

En la actualidad, al igual que en la propuesta del presidente, el orden de las listas es entera decisión de los partidos políticos. Considero que sería importante que la ciudadanía pudiere elegir ese orden al momento en que emiten su voto por las listas, pues ello brindaría mayor legitimidad a quienes lleguen al congreso.

Estas son algunas de mis opiniones con respecto a la reforma político-electoral que acaba de proponer el presidente López Obrador. Ojalá en la discusión que se realice en el congreso, se tome en consideración la crisis democrática a la que la misma iniciativa hace referencia. Solo así se podría aspirar a un Estado constitucional de derecho basado en una verdadera democracia.

P.D. Anoche después de la redacción de esta columna escuché a Pablo Gómez (titular de la Unidad de Inteligencia Financiera) en un debate televisivo, fuera de la cátedra legislativa que impartió, aclaró la incertidumbre que aquí les planteé con relación a la posibilidad de elegir el orden de las listas estatales de los candidatos plurinominales. En su exposición, Gómez precisó que la legislación ordinaria (esa que no está en la Constitución) podría permitir que nosotros los ciudadanos elijamos el orden de las listas. Es por demás interesante ver cómo discutirá y resolverá el congreso esta propuesta que podría acercarnos o alejarnos del ideal de un auténtico Estado democrático.

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