¡Fuera cadenas!-La vara está muy alta

¡Fuera cadenas!-La vara está muy alta

Ya por estas fechas, empieza a platicarse sobre el nombramiento del ministro o ministra que sustituirá al aún ministro en funciones José Fernando Franco González Salas. Él ha sido una de las mentes más lúcidas de la Corte desde el 2006 —año en el que fue designado como ministro—, sus proyectos de resolución —que a la postre fueron aprobados por sus pares— han sido paradigmáticos constitucionalmente hablando.

Con motivo de mi experiencia como abogado postulante, he tenido la fortuna de llevar asuntos ante la Suprema Corte, ya sea en sus salas o el pleno. La misma emoción que sentí el primer día que conocí los míticos murales de Cauduro y Orozco —en ese momento en un viaje escolar que hice durante mis años universitarios—, la he sentido en cada una de las ocasiones en las que he acudido allí como abogado. En esos momentos posteriores al primero, mi emoción no sólo se debía al hecho de entrar al tribunal más alto e importante de nuestro país —lo cual impone—, sino por la calidad de personas que allí trabajan día con día. Desde el oficial que se encuentra en la entrada, pasando por las señoritas que atienden en el registro del ingreso, las personas encargadas de hacer los tours guiados, los oficiales administrativos, secretarios, secretarias, y, evidentemente, hasta los ministros y ministras, la calidad como persona de cada uno de ellos y ellas es impecable.

Si bien cada uno de ellos y ellas son personas intachables, el ministro Franco es excepcional en ese sentido. Su calidad humana es particularmente destacable, pues siempre escuchaba con muchísima atención lo que uno tenía que exponer y, además, se interesaba por cómo uno se encontraba y sentía; es decir, él es una persona muy cálida. También me consta que esa misma calidad humana la tenía con su equipo de trabajo, pues los secretarios, secretarias y oficiales administrativos que han trabajado en su ponencia se expresan con muchísimo cariño hacia con él. Esa forma tan cálida de tratar a las personas se contagia y, por consecuencia, los miembros de su equipo también solían ser sumamente atentos.

Independientemente de la calidad como ser humano que tiene el ministro Franco, él ha resultado ser una verdadera escuela judicial. Tan solo para ser parte del equipo de su ponencia, se requiere pasar por exámenes de oposición, por lo que las personas que integran ese quipo son verdaderamente capaces en los diversos ámbitos jurídicos que la Corte conoce. Además, también lo he podido verificar, el ministro está pendiente del desarrollo personal de su equipo, pues está atento a que ellos y ellas participen en los concursos de oposición para poder ser jueces y magistrados federales. De su ponencia, han egresado (como él lo llama) jueces de tremenda calidad tales como Juan Pablo Gómez Fierro, Gabriel Regis López o Jonathan Bass Herrera, así como magistradas y magistrados: María Enriqueta Fernández Haggar y Héctor Orduña Sosa. De ellos y ellas se les reconoce por su impecable calidad como juzgadores y juzgadoras, aunado a su calidad humana.

Sin lugar a dudas, la vara está muy alta para la ministra o ministro que llegará a ocupar el cargo del ministro Franco. La escuela (tanto en el sentido literal como figurativo) que deja en la Corte no debe perderse, sino todo lo contrario: ésta debe continuarse y crecerse. Sería muy grato tener más “Francos” en la Corte, pues las dinámicas que él realizaba fortalecían la independencia y calidad argumentativa en ese tribunal. Incluso, ¿por qué no?, que su forma de trabajar e integrar equipos sea una regla dentro de la Suprema Corte. 

Considero que una forma de garantizar que más personas como Franco lleguen a la Corte es mediante un procedimiento de nombramiento de ministros y ministras más escrupuloso. Valdría la pena someter a las ternas de propuestas de ministros y ministras a examinaciones de conocimientos, aunado a que se tome en consideración su formación y experiencia académica, pues esos son los insumos básicos para un buen juzgador. Es ahora cuando verdaderamente nos debemos plantear la posibilidad de tener mayores cuidados en el proceso de designación de ministros y ministras para que más juzgadores como Franco ocupen un lugar en el alto tribunal.

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