Reflexiones del galeno-¿Son producidas con fetos las vacunas?

Javier Contreras Cárdenas

A muy grandes rasgos una vacuna le enseña a nuestro cuerpo a cómo defenderse frente a una amenaza en específico. En el caso de la vacuna contra la COVID-19 se logra metiendo partes inocuas del virus SARS-CoV-2, para que subsecuentemente se transfieran genes del coronavirus a ciertas células humanas encargadas de la inmunidad y, posteriormente, nuestras células de la inmunidad se aseguren de que nuestro cuerpo sea capaz de defenderse.

¿Las vacunas contra la COVID-19 están hechas de células de abortos? No. De hecho, estás vacunas no contienen ningún tipo de células y la confusión nace por lo siguiente: en algunos laboratorios —CanSino, Oxford y AstraZeneca, por ejemplo— usan descendientes de una línea celular llamada HEK293; específicamente para usarlas como fábricas de virus con la cualidad de ser incapaces de reproducirse. Ulteriormente se utilizan partes de estos virus para la elaboración de las vacunas.

¿De dónde se sacan las células HEK-293?

Las células HEK-293 se generaron en 1973 a partir de células de riñón de un embrión humano que fue abortado de forma legal bajo la ley alemana. Desde ese entonces la humanidad ha trabajado con células derivadas de las mismas. En otras palabras, a partir de un único aborto se ha trabajado con clones de estas células desde 1973 y no se requiere de ningún otro aborto ni para seguir haciendo uso de estas líneas celulares, ni mucho menos para obtener más HEK293.

Respecto al punto anterior es importante recalcar lo siguiente: el usar, o no usar, la vacuna no va producir más abortos; ni va a detener el uso de la línea celular HEK293 en múltiples procesos relativos a la medicina; ni mucho menos va a devolverle la vida a este único aborto que en el 1973 dió origen a la línea celular —es menester aclarar que el aborto no fue realizado con la idea de obtener estás células, más bien se realizó por causas que sólo la madre conoce y después fue donado para investigación.

Ahora, entiendo que, aunque haya sido una sola vida, muchas personas tendrán motivos de sobra para indignarse por ello —cosa que me parece respetable; este post no está diseñado para desacreditar las tablas morales de nadie—, pero incluso para ellos existen alternativas, por ejemplo: las vacunas de Pfizer y moderna fueron hechas de manera totalmente sintética. De hecho, estas vacunas fueron realizadas mediante diseños de secuenciación genética a través de computadoras (método que no requiere de células embrionarias).

¿Por qué escribo esto?

Escribo esto porque el no usar la vacuna traerá mucho sufrimiento a la humanidad, pero incluso recargándonos en esta premisa, muchos seguimos siendo libres de decidir entre vacunarnos o no vacunarnos y sería increíblemente doloroso tomar una decisión individual tan relevante para todos bajo los efectos de la desinformación.

Hay quienes creen que vacunarse o no es una decisión individual, pero esto no es así. Mientras no se halle una población totalmente inmune seguirá habiendo una importante transmisión del virus —Los invito a leer sobre el movimiento antivacunas y el sarampión para que tengan un referente de qué podría salir mal.

Los invito a informarse en fuentes confiables antes de tomar decisiones y a debatir con el fin de lograr llegar a un lugar mejor —aunque rara vez se convenza al otro, los terceros sí sacarán sus conclusiones del diálogo.

Respetuosa y especialmente, extiendo la invitación a mis colegas del área de la salud para ponerse a estudiar desde fuentes confiables —no porque esté publicado en una revista médica automáticamente la información se vuelve correcta—, pues la mayoría de la desinformación de esta pandemia ha salido de nuestra comunidad. Recordemos que no por el simple hecho de ser médicos significa que sabemos todo, ni que mucho menos estemos obligados a inmediatamente dar una res

A muy grandes rasgos una vacuna le enseña a nuestro cuerpo a cómo defenderse frente a una amenaza en específico. En el caso de la vacuna contra la COVID-19 se logra metiendo partes inocuas del virus SARS-CoV-2, para que subsecuentemente se transfieran genes del coronavirus a ciertas células humanas encargadas de la inmunidad y, posteriormente, nuestras células de la inmunidad se aseguren de que nuestro cuerpo sea capaz de defenderse.

¿Las vacunas contra la COVID-19 están hechas de células de abortos? No. De hecho, estás vacunas no contienen ningún tipo de células y la confusión nace por lo siguiente: en algunos laboratorios —CanSino, Oxford y AstraZeneca, por ejemplo— usan descendientes de una línea celular llamada HEK293; específicamente para usarlas como fábricas de virus con la cualidad de ser incapaces de reproducirse. Ulteriormente se utilizan partes de estos virus para la elaboración de las vacunas.

¿De dónde se sacan las células HEK-293?

Las células HEK-293 se generaron en 1973 a partir de células de riñón de un embrión humano que fue abortado de forma legal bajo la ley alemana. Desde ese entonces la humanidad ha trabajado con células derivadas de las mismas. En otras palabras, a partir de un único aborto se ha trabajado con clones de estas células desde 1973 y no se requiere de ningún otro aborto ni para seguir haciendo uso de estas líneas celulares, ni mucho menos para obtener más HEK293.

Respecto al punto anterior es importante recalcar lo siguiente: el usar, o no usar, la vacuna no va producir más abortos; ni va a detener el uso de la línea celular HEK293 en múltiples procesos relativos a la medicina; ni mucho menos va a devolverle la vida a este único aborto que en el 1973 dió origen a la línea celular —es menester aclarar que el aborto no fue realizado con la idea de obtener estás células, más bien se realizó por causas que sólo la madre conoce y después fue donado para investigación.

Ahora, entiendo que, aunque haya sido una sola vida, muchas personas tendrán motivos de sobra para indignarse por ello —cosa que me parece respetable; este post no está diseñado para desacreditar las tablas morales de nadie—, pero incluso para ellos existen alternativas, por ejemplo: las vacunas de Pfizer y moderna fueron hechas de manera totalmente sintética. De hecho, estas vacunas fueron realizadas mediante diseños de secuenciación genética a través de computadoras (método que no requiere de células embrionarias).

¿Por qué escribo esto?

Escribo esto porque el no usar la vacuna traerá mucho sufrimiento a la humanidad, pero incluso recargándonos en esta premisa, muchos seguimos siendo libres de decidir entre vacunarnos o no vacunarnos y sería increíblemente doloroso tomar una decisión individual tan relevante para todos bajo los efectos de la desinformación.

Hay quienes creen que vacunarse o no es una decisión individual, pero esto no es así. Mientras no se halle una población totalmente inmune seguirá habiendo una importante transmisión del virus —Los invito a leer sobre el movimiento antivacunas y el sarampión para que tengan un referente de qué podría salir mal.

Los invito a informarse en fuentes confiables antes de tomar decisiones y a debatir con el fin de lograr llegar a un lugar mejor —aunque rara vez se convenza al otro, los terceros sí sacarán sus conclusiones del diálogo.

Respetuosa y especialmente, extiendo la invitación a mis colegas del área de la salud para ponerse a estudiar desde fuentes confiables —no porque esté publicado en una revista médica automáticamente la información se vuelve correcta—, pues la mayoría de la desinformación de esta pandemia ha salido de nuestra comunidad. Recordemos que no por el simple hecho de ser médicos significa que sabemos todo, ni que mucho menos estemos obligados a inmediatamente dar una respuesta.

TFA