Retrato Ormeta-La cumbre latinoamericana del CELAC: entre dictadores y falsos

Con bombo y platillo, el gobierno mexicano anunció que sería sede de una cumbre que convocaría a la mayor cantidad de países centroamericanos y sudamericanos con dos principales finalidades. Uno de los objetivos de esta cumbre era mostrar que podía nacer el surgimiento de una hermandad latinoamericana que abriera paso en un futuro a una comunidad que compartiera un mercado económico y social, así como el segundo objetivo de esta reunión era buscar un acuerdo para reformar o sustituir a la Organización de Estados Americanos (OEA), pues a los ojos de muchos líderes del continente, esta organización ha ido perdiendo su voz de organismo imparcial por sus cada vez muestras de sumisión a los Estados Unidos.

Bajo esos puntos, nuestro presidente López Obrador se convirtió en anfitrión de esta llamativa cumbre que pudo haberse convertido en el trampolín para catapultar de nueva cuenta a México como el hermano mayor de Latinoamérica. Sin embargo, fueron otras las notas que ocuparon el foro internacional y esto en gran medida, a que el gobierno mexicano fue perdiendo la iniciativa en las finalidades de la cumbre y perdió la imparcialidad que se necesita para ser la voz cantante que lleve a buen puerto el diálogo en el continente americano. Los errores de organización y el juego geopolítico de la región mostraron que esta cumbre sólo sirvió para mostrar las rotundas diferencias que hay entre los países y la enorme influencia que tienen los estadounidenses en la política exterior.

En efecto, la falta de organización en la cumbre fue deteriorando el papel de mediador y anfitrión que jugaría el país. Uno de estos errores muestra, fue el papel protagónico que se le concedió al dictador cubano para tener todos los reflectores desde su discurso dado en el desfile militar por la Independencia mexicana, ya que, se envió el inevitable mensaje de que aquel gran reflector al dictador cubano sería el preludio de lo que acontecería unos días después en la cumbre, mensaje enviado de que México se inclinaría por incluir a las dictaduras del continente en el dialogo y que el presidente López Obrador respalda que la OEA tenga menos influencia ideológica de derecha para que sea más afín a la filosofía de izquierda. Así, este mensaje restó credibilidad a México para ser el anfitrión imparcial, pues quedó claro que jugaría el rol de ser un actor de izquierda que buscaría que todo lo acordado se guiara a ese rumbo.

Por otro lado, el juego de geopolítica dejo muy mal parada a la cumbre. Desde la ausencia del presidente de Argentina por problemas internos en su gobierno -una ausencia que pesó pues es uno de los principales aliados del presidente López Obrador- hasta el envío de sólo cancilleres de varios países centroamericanos fueron elementos que marcaron la cumbre. Más aún, a la política exterior mexicana le madrugaron con la intempestiva asistencia del dictador de Venezuela, quien siguiendo su propio juego geopolítico vino a alterar los equilibrios del diálogo y como muestra fueron las rotundas pintadas de raya que hicieron los jefes de Estado de Uruguay y Paraguay, los cuales, asentaron que el habla comunicativa latinoamericana se vería incomoda al sentarse en la misma mesa que el dictador venezolano avasallador de derechos humanos.

Finalmente, estuvieron los ojos expectantes de los estadounidenses, quienes, con su conocida fama de cabilderos, habían hablado ya con varios líderes latinoamericanos para que llegaran a incomodar los planeados fines originales de la cumbre. Y rindieron frutos sus trabajos, pues vieron con regocijo como de la cumbre no se logró nada y también vieron como la inexperiencia mexicana para buscar cohesionar la región fue manejada por tripulantes novatos en los peligrosos mares infestados de tiburones que es la geopolítica.

Ormeta: Sin sorpresas, el Tribunal Electoral va a confirmar las elecciones a gobernadores, y con ello, pasa a demostrar de que lo que no se gana en las urnas no se gana en los tribunales… Que mejoría ha tenido este Tribunal.