Transitorios-La fusión

Transitorios-La fusión

Los mexicanos somos fundamentalmente la fusión de dos razas y de dos culturas que formaron un pueblo caracterizado por una total y completa tolerancia a la corrupción e incluso hacemos apología de esta perversidad que nos ha mantenido hundidos en los últimos lugares del mundo en materia de respeto al estado de derecho, de transparencia y de la eficiencia que debemos exigir a los funcionarios públicos, porque la ausencia de ella también es corrupción.

Pero pensemos en el pueblo español que si bien no ha sido históricamente un pueblo caracterizado por un respeto a la transparencia y de una intachable conducta ética y honesta de sus gobernantes, tampoco ha sido la fábrica de funcionarios multimillonarios o de empresarios que han hecho su fortuna al amparo del tráfico de influencias o de la compra de voluntades para desarrollarse.

Los casos de corrupción en España, al menos los que conocemos, han sido sancionados y no es un lugar común referirse al Gobierno español como un Gobierno corrupto, carente de valores, mentiroso o violador de Derechos Humanos.

Muchos expresidentes de España pueden seguir opinando y participando en la vida pública de su país, señalando, cuestionando y criticando al presidente en turno e incluso opinando de su relación internacional con el mundo. Así, hemos sido testigos de algunos lances contra México, porque nuestro Gobierno ha exigido una disculpa del gobierno español por las atrocidades de la conquista contra los pueblos indígenas, atrocidades que también de paso sea dicho, han perpetrado muchos gobiernos mexicanos. Pero los expresidentes españoles no son acusados o señalados por corruptos, por eso pueden opinar de muchos temas a diferencia de nuestros expresidentes ante los que siempre existirá una duda razonable por la corrupción de sus gobiernos, que practicaron o toleraron.

Las relaciones entre México y España hoy no atraviesan por su mejor momento, aunque España sea parte de nuestra herencia genética y cultural, sus costumbres se mezclaron con aquellas del lado indígena, cuyos pueblos mantenían normas completamente rígidas, duras y sanciones muy severas en contra de la práctica de actos de corrupción y ésta no tenía cabida en la estructura social de los pueblos originarios de Mesoamérica, particularmente de aquellos asentados en lo que hoy es México. En esas sociedades llámense azteca, maya o tolteca, invariablemente un juez corrupto se enfrentaba a la pena de muerte.

Entonces me pregunto: ¿ Qué fue lo que pasó? y me cuestiono por qué en México casi la mayoría de los políticos viven bajo sospecha de corrupción. ¿Por qué a los políticos mexicanos siempre se les pone en duda por la forma en que manejan los cargos y recursos públicos?

La triste verdad de los expresidentes hoy en día es que han sido tan fuertemente cuestionados por permitir, solapar, o practicar la corrupción que ya ni opinar pueden y aquellos pocos que lo hacen no son capaces de cuestionar con calidad moral al gobierno en turno.

Cuando analizamos la razón de los votos en las últimas elecciones presidenciales, vemos que se dieron como una protesta contra la corrupción, contra la ineficiencia, contra la violencia y contra el menoscabo del Estado de derecho en México. Al PRI se le acusó de formar gobiernos corruptos y al PAN gobiernos ineficientes.

Esta es la realidad política de México, a pesar de todo lo dicho y hecho la actual no es una alternativa confiable, porque sigue manteniendo o por lo menos tolerando la corrupción y la ineficiencia y lo más triste es que vemos a la oposición impulsar lo que antes rechazó y claudicar ante lo que antes impulsó

Aunque no haya una base científica que demuestre que la mezcla de esas dos grandes culturas, la española y la mesoamericana, generaron un sistema político corrupto y una sociedad tolerante e incluso favorecedora de esas prácticas, todavía nos preguntamos y esperamos que en algún momento la honestidad del político sea realidad, pero también que a esa honestidad se sume la capacidad para poder solucionar problemas que son obligación y razón de ser del estado atender, como la seguridad y el respeto a la letra de la ley.

La imagen de corrupción de muchos políticos, de hoy y ayer, sigue en la conciencia colectiva con una gran presencia, como símbolo de una cleptomanía casi sin límites ni cura, prevaleciendo y haciendo de la riqueza del País botín de unos cuantos y eso es imperdonable.

Difícil el futuro de México si no se logra exorcizar el demonio de la corrupción de una vez por todas.

Mas que genética o cultural como se ha dicho, la corrupción en México ha sido fruto podrido del subdesarrollo, habla muy mal de nuestros políticos, pero también de una ciudadanía permisiva y que le ha dado total impunidad.

Por lo pronto siguen desafortunadamente muchos personajes de hoy y de ayer  bajo sospecha.

TFA

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