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- 04/03/2022
Reflexiones del galeno-Superbacterias

En la vida diaria del hospital es común escuchar a las personas comentar “ah es que fui a la tienda y me dieron esta pastilla” y sin pensarlo mucho se toma uno o dos medicamentos. Algunas veces sin mala intensión, pero el no tener una indicación directa y precisa sobre el tratamiento que se toma puede causar más daños de los que pudiéramos pensar.
Durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19 se utilizaron múltiples tratamientos con el fin de encontrar una cura, entre ellos se incluyeron varios antibióticos. Hay que recordar que como su nombre lo menciona, están diseñados para tratar las bacterias causantes de múltiples infecciones en las personas. Tienen diferentes funciones para erradicar estos microorganismos en nuestros cuerpos, y para cumplir adecuadamente su misión es necesario llevar el esquema de tratamiento en tiempo y forma. Muchos medicamentos se recetan por lo menos por una semana, en otras ocasiones hasta un mes en caso de infecciones más severas, y no porque uno tenga mejoría clínica de los síntomas que tenemos, significa que la enfermedad (y en este caso los microorganismos) haya desaparecido.
Sin embargo, el uso indiscriminado de antibióticos para infecciones virales o por parásitos que se hace desde años atrás y la costumbre de no terminar los esquemas de tratamiento al empezar a sentirse bien ha causado una nueva epidemia de bacterias resistentes a una gran parte de los antibióticos. Esto es un problema muy real, en todo el mundo las bacterias se están volviendo cada vez más resistentes a los medicamentos. Los microorganismos que normalmente viven dentro de nuestro cuerpo se van entrenando poco a poco para competir contra los diferentes tratamientos y, ante las situaciones correctas, se pueden volver contra nosotros. Esto nos preocupa puesto que limita nuestras opciones terapéuticas haciendo que lo que pareciera una infección como lo sería una infección de vías urinarias común y corriente, se convierta en una infección que puede poner en riesgo la vida de quien la sufre.
Uno pudiera pensar que la creación de nuevos medicamentos pudiera ser una buena solución, sin embargo, sería solo colocar una manta sobre el problema en lugar de atacarlo de raíz. Siempre lo más recomendable es completar los esquemas indicados por los profesionales de la salud y dejar de automedicarnos ante las diarreas y gripas (que el 90% son de origen viral y remiten sin complicaciones).
En ocasiones he escuchado a pacientes decir “no pues que mal doctor, solo me dio tratamiento sintomático y ningún antibiótico”. Hay que confiar en nuestros profesionales de la salud cuando nos comenten que no es necesario y de esta manera combatir la nueva epidemia de superbacterias que pudieran causar a largo plazo aún más daño de lo que estamos viviendo hoy en día.