- Lo Más RecienteOpinión
- 01/11/2021
En Busca del Estado Perdido-El bien morir

Al Lic. Moreno Cornejo
Son las decisiones las que definen al ser humano. A través de la materialización de sus actos se podrá observar sus principios y valores, construyendo así la huella que se deja como una marca indeleble de tránsito por esta vida.
Sin duda alguna, todos recordaremos a nuestro Padre o Madre por algún acto de tal trascendencia que se grabó de manera perenne en nuestra mente; hecho, quizá amoroso, correctivo, ejemplar, justo, de entrega o sacrificio, que visualizamos constantemente.
Es facultad exclusiva de todos los seres humanos el decidir sus metas y qué hacer para alcanzarlas, hay quienes eligen el producto del esfuerzo honrado y por supuesto quienes buscan el atajo que como espejismo ofrece la ilicitud. Al final del día somos resultado de nuestras decisiones.
También las decisiones son tomadas de manera colectiva, mediante el ejercicio de gobierno. Hace unas semanas la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió despenalizar el aborto mostrando con ello que los conceptos, valores y principios sociales no son intocables e imperecederos, sino que éstos se van modificando en la misma medida que una sociedad lo hace; a guisa de ejemplo, hace años en el Reglamento de Policía y Buen Gobierno de Guadalajara se consideraba falta a la moral el que una pareja se mostrara afecto besándose en la vía pública, si hoy se sancionara seguramente generaría la cólera social por atentar contra el fundamental derecho humano del libre desarrollo que contiene nuestra Constitución.
Haciendo una sumatoria, se ha avanzado, las leyes son extraordinarias, se ha hecho un gran trabajo para adecuarlas a la nueva realidad, aunque el eslabón del crecimiento como sociedad se rompe justo en la aplicación de éstas -Jueces y Magistrados- siguen inmersos en privilegiar a algunos lastimando a muchos.
La libre disposición del cuerpo femenino hoy es una realidad, aunque se afecte la vida de un tercero. Ya no es sancionable. Pero en contra punto, la disposición de una vida para evitar el sufrimiento de ésta sí lo es, de hecho, sería homicidio.
La eutanasia es el acto de provocar intencionalmente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra. Hemos adverado la enorme pena que produce a un ser humano y su entorno -familia, pareja, amigos- los desenlaces fatales después de prolongadas agonías cargadas de dolor físico y psicológico que sólo se traducen en devastación, impotencia, desesperación de ser testigos estoicos del deterioro del ser amado.
El deber médico es preservar la vida, pero cuando el mantenerla da como resultado un mal mayor ¿qué no se está rompiendo con el principio de salud humana?
En catorce estados de la federación se ha resuelto que se pueda otorgar el consentimiento para que no se prolongue artificialmente la vida y sólo suministrar medicamentos con el objeto de que el enfermo no sufra dolor -ortotanasia-, sin alterar el curso de la enfermedad por lo tanto el de la muerte que podrá tardar en llegar horas, días, meses o años, pero aún no se regula el derecho a la eutanasia. Se evade el tema.
La prolongación innecesaria del sufrimiento de un ser humano con una enfermedad terminal sin tomar en cuenta la calidad de vida del enfermo choca con el derecho humano que todos tenemos para decidir sobre nuestra persona evitando agonías innecesarias, indignantes a la naturaleza del ser humano, cuyo fin esencial es la vida en un sano desarrollo.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación admitió la mayoría de edad de la sociedad al otorgar plena libertad a las mujeres para disponer de su cuerpo despenalizando la interrupción voluntaria de la gestación y al declarar legal el uso lúdico de la marihuana, como franco reconocimiento de que el ser humano es el único titular de las decisiones sobre su persona y no el Estado. Es momento de que la Corte nos otorgue el derecho humano a la muerte asistida porque al final de cuentas son nuestras decisiones, nuestro cuerpo, nuestra vida, nuestro sufrimiento.
¿Por qué se nos priva del derecho a bien morir?
TFA