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- 05/04/2021
En Busca del Estado Perdido-El proceso legal de Jesucristo
El pasado viernes Santo se cumplieron 1988 años del proceso judicial seguido en contra de Jesucristo.
El juicio se inició mediante un citatorio a comparecer al Sanedrín -consejo judío de sabios – debido a que Jesucristo se ostentaba como el Mesías -el hijo de Dios- constituyendo con ello el delito de blasfemia.
El contexto político era bastante complicado, Jerusalén se encontraba ocupada por el imperio Romano, Jesucristo al tener un enorme número de seguidores obligó a que el Consejo de Sabios obrara lo más apegado a derecho, ellos no querían revueltas instadas por los seguidores de Jesús, sería un buen pretexto para reprimir al pueblo judío mediante el uso de la fuerza militar Romana, pero el Sanedrín -ofendido por la predica de Cristo- buscaba darle una gran lección al Mesías.
El proceso se inicio a las 5 de la mañana del viernes cuando Jesús es presentado ante el sumo sacerdote Caifás, sin embargo, la acusación había que sustentarla en por lo menos 2 testigos. No los había. Quienes declararon eran falsos por incoherentes. Urgía el dictado de la sentencia -en viernes- debido a que el sábado no podía realizarse ejecución o trabajo bajo las normas del judaísmo. Caifás intentó que Jesús se auto incriminara, pero él no lo hizo. Ante la pregunta de qué si él era el hijo de Dios, solo expresó: “Tú lo has dicho”.
La premura ganó, obviando los testimonios, Caifás declaró que habiendo reconocido tácitamente los motivos de blasfemia ante el Sanedrín era suficiente para su condena. Los judíos impedidos por el Imperio a aplicar la pena de muerte formulan una segunda acusación por delitos en contra del Emperador llevándolo ante Poncio Pilatos. Inicia así un segundo proceso. Pilatos resuelve que es inocente y lo manda con Herodes dando lugar a un tercer proceso. Herodes advierte inocencia del inculpado y lo regresa ante Pilatos. Este último hace una consulta pública, Jesús es condenado a azotes. No puedo imaginar la incertidumbre y dolor sufridos por Jesús que a altas horas de la noche era llevado y traído de una instancia a otra, para concluir ante una muchedumbre manipulada que finalmente le condena a la crucifixión -de todo esto- siendo su Madre testigo de su pasión y muerte. No hay mayor dolor para un ser humano que ver morir a su hijo.
Tres juicios y una consulta pública, en un breve tiempo; un hombre sólo, humilde, perseguido, humillado, señalado, enfrentando juicios cargados de violaciones claras al debido proceso, en los que a la postre imperó la ley de las masas sedientas de sangre.
Jesucristo vino a cambiar el pensamiento de la humanidad dejando una huella que aún seguimos quienes creemos en su palabra, fue condenado a muerte por sus ideales no por su forma de obrar. La expresión de su proverbio lo llevó a la cruz donde murió, pero nos regaló una enorme enseñanza que aún nos guía. Su máxima fue “Amaos unos a otros”, hecho hombre jamás hizo uso de la violencia -la reprochaba-; respetaba lo ajeno, no culpaba -perdonaba- sanaba y daba paz.
A casi dos mil años de su muerte debemos de reflexionar -sin importar nuestra religión- si nuestra conducta se da bajo los principios de un ser humano que lo único que buscó fue el encuentro del hombre con el hombre en medio de la bondad, compasión y amor.
Hoy, un minuto de silencio por Jesucristo.
ERP