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- 22/04/2022
Expresidente de Honduras seguirá detenido tras comparecer ante un juez en Nueva York

El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández compareció este viernes ante un juez de Nueva York, que le leyó los cargos que se le imputan por tráfico de cocaína y uso de armas, y permanecerá detenido al menos hasta la próxima audiencia prevista el 10 de mayo.
Vestido con la misma campera azul que llevaba puesta al salir el jueves de Tegucigalpa y una camisa celeste, el exmandatario participó en la audiencia por videoconferencia debido al covid desde una sala con paredes blancas.
El juez Stewart D. Aaron le leyó sus derechos así como los cargos que le imputa la justicia estadounidense: tráfico de cocaína y dos cargos vinculados al uso o porte de armas de fuego. Al ser preguntado a través de un intérprete si los entendía, se limitó a afirmar: “sí señoría”.
Si el jurado que se constituya cuando empiece su juicio lo hallara culpable, el exmandatario hondureño que entregó el poder el pasado 27 de enero, tras ocho años en el cargo, se enfrenta a la pena máxima de cadena perpetua.
La justicia estadounidense presentó la víspera las acusaciones demoledoras contra Hernández, que según su abogado prefiere por el momento permanecer en la cárcel de White Plains, en Nueva York, adonde llegó a las 00H50 (04H50 GMT) de este viernes tras ser extraditado de Tegucigalpa.
“Hernández está acusado de participar en un esquema corrupto y violento de tráfico de drogas para facilitar la importación de cocaína a Estados Unidos entre 2004 y 2022”, dijo el jueves el titular de la cartera de Justicia, Merrick Garland.
500 toneladas de cocaína
Hernández, de 53 años, es acusado de ayudar a introducir 500 toneladas de cocaína en Estados Unidos entre 2004 y 2022.
La fiscalía de Estados Unidos acusa a JOH, acrónimo con el que se le conoce en Honduras, de recibir “millones de dólares” de cárteles de la droga, entre ellos un millón de dólares del capo Joaquín “Chapo” Guzmán, que cumple cadena perpetua en Estados Unidos, y de crear un “narcoestado” durante su presidencia (2014-2022).
Según la acusación, el dinero de la droga le sirvió para enriquecerse -a principios de mes las autoridades hondureñas incautaron al ex mandatario su casa y decenas de propiedades, productos financieros y otros bienes-, “financiar su campaña política y cometer fraude electoral” en los comicios presidenciales de 2013 y 2017.
“Nos robó todo menos el miedo”
Ello, a cambio de proteger a traficantes de droga, asegura la fiscalía.
“Soy inocente y estoy siendo sometido a un proceso de manera injusta”, dijo Hernández en un video divulgado en Tegugigalpa horas antes de abordar el avión de la DEA que el jueves lo trasladó a Estados Unidos.
“Nos robó todo menos el miedo”, declaró a la AFP la líder comunitaria hondureña Lida Perdomo, en las afueras del tribunal del sur de Manhattan donde trataba de animar a un puñado de manifestantes congregados para pedir justicia.
“Los hondureños no queremos penas mínimas, para JOH queremos tres cadenas perpetuas”, agregó tras recordar que con “todas las pruebas que hay”, no solo las recabadas por la fiscalía sino las que han ido surgiendo a lo largo de juicios previos de personas cercanas a él, el expresidente “no tiene escapatoria”.
Se desconoce si JOH, que llegó jactarse de los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la incautación de drogas y la lucha contra el crimen organizado, podría llegar a algún acuerdo con la fiscalía para ver reducida su pena.
¿Castigo ejemplar?
Pero la justicia estadounidense parece estar dispuesta a enviar un mensaje claro, como ya lo hizo con su hermano, el exdiputado Juan Antonio “Tony” Hernández, que cumple cadena perpetua por narcotráfico en Estados Unidos.
Garland advirtió que su departamento “está decidido a desbaratar todo el ecosistema de las redes de tráfico de droga que dañan a los estadounidenses”, independientemente de dónde estén y quién esté detrás.
La extradición de Hernández debería “enviar un claro mensaje” a los líderes extranjeros que “abusan corruptamente de su poder para apoyar a los cárteles de la droga”, dijo por su parte el jueves la jefa de la DEA, Anne Milgram.
“Si creen que pueden esconderse detrás de su cargo, están equivocados”, advirtió Milgram.
Además de a su hermano “Tony”, la justicia estadounidense también condenó a su colaborador Geovanny Fuentes Ramírez a cadena perpetua por narcotráfico, así como a Fabio Lobo, hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo (2010-2014), que cumple 24 años de cárcel por el mismo delito.
El exjefe de la Policía Nacional hondureña Juan Carlos “El Tigre” Bonilla, acusado de “supervisar” las supuestas operaciones de narcotráfico de JOH, aguarda su extradición a Estados Unidos.
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MGL