- Lo Más RecienteOpinión
- 24/03/2021
Retrato Ormeta- La división de poderes bajo asedio

Para que un país presuma de tener una democracia constitucional consolidada, debe existir con vigorosidad un principio fundamental que rija la actuación del Estado, un principio que fue acuñado por Montesquieu en el siglo XVIII, pero que sigue tan vigente en las democracias del siglo XXI y también tan acechado en los regímenes autoritarios de hoy en día. Sí, estoy hablando del principio de división de poderes, principio que busca que ningún poder constituido en el Estado concentre demasiado poder en perjuicio de otros poderes y de la ciudadanía.
En efecto, el principio de división de poderes no sólo es que el Estado divida sus funciones en tres poderes, que son el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. Bajo esa óptica, el Poder Ejecutivo es el representado por los presidentes de las naciones y/o los primeros ministros, quienes son los encargados de encabezar al gobierno e incluso son los facultados para representar al Estado. El Poder Legislativo esta representado por los legisladores, quienes son los que hacen las leyes y el Poder Judicial son los jueces quienes aplican dichas leyes para que los ciudadanos puedan acceder a la justicia.
No obstante, el principio de división de poderes va más allá de lo anterior, pues en su esencia busca que ningún poder invada las funciones del otro, ni mucho menos que un poder avasalle al otro. Sí, no puede existir división de poderes si el Poder Legislativo fuera el que encabezará al gobierno, ni tampoco puede haberlo si el Poder Ejecutivo fuera quien impartiera justicia a través de la aplicación de leyes a un caso concreto. Este principio permite no sólo que cada Poder tenga definidas sus funciones, sino que también logra que ningún poder concentre todo en perjuicio de la ciudadanía, puesto que, entre los mismos Poderes se van poniendo frenos.
Así es, para ser claros, supongamos que no hubiera división de poderes y que sólo existiera el Poder Ejecutivo, quien concentraría la función del Poder Legislativo y del Poder Judicial, esto es, el titular del Ejecutivo sería quién encabezaría el gobierno, hiciera las leyes y las aplicará a casos concretos para que las personas tuvieran justicia. En este panorama, el Ejecutivo concentraría demasiadas funciones y mucho poder, lo cual vendría a complicar los bienes y derechos al ciudadano.
Pues complicando un poco más el panorama de nuestro ejemplo, supongamos que el titular del Ejecutivo comete un tipo de abuso hacia un ciudadano, quien decide acudir por justicia porque considera que uno de sus derechos fue mancillado. Sin embargo, este ciudadano se va a encontrar con una estaca, ya que, va a acudir a solicitar justicia frente al mismo Poder que le vulnero sus derechos. Sí, en este panorama, el Poder Ejecutivo fue quién abusó del ciudadano y será al mismo tiempo quien le dicte la ley adecuada para garantizarle una supuesta justicia a la violación que él mismo hizo. Así, les pregunto ¿ustedes creen que el ciudadano tenga justicia? Sí respuesta es negativa, ustedes han comprendido la utilidad del principio de división de poderes.
Ahora bien, lo anterior fue un ejemplo al extremo, ya que, este principio no necesita desaparecer sino solo desvanecerse para que nos encontremos en el descrito panorama. En efecto, muchas veces este principio no necesita dejar de existir en papel, pues basta que deje de existir en los hechos o que uno de los Poderes busque debilitarlo para estar en la anterior situación, sin la necesidad de borrarlo de las leyes. Esto justo es lo que está pasando en el país.
Cuando el presidente de la República salió en una conferencia de prensa a defenestrar y solicitar una exhaustiva investigación contra un juez que sostuvo que su ley eléctrica es contraria a la Constitución, entonces buscó con esta acción diluir el principio de poderes. Así es, el titular del Poder Ejecutivo en un acto de intimidación mostró su disgusto porque un miembro del Poder Judicial no le concedió la razón y sí al ciudadano que acudió a la sede judicial. Con ello, al parecer al Ejecutivo no le gustó que el juez ejerciera el principio de división de poderes o simplemente no le agrada que lo ejerzan para ponerle frenos al mismo Ejecutivo…
Así que, no queda más que velar porque el principio de división de poderes realmente sea ejercido, pues no queremos encontrarnos en el panorama catastrófico que mencionamos en líneas anteriores.
Omerta: El INE emitió los lineamientos para evitar que haya una sobrerrepresentación de un partido en la Cámara de Diputados. Ya platicaremos en próximas entregas en qué consiste ello.