Retrato Ormeta – La inauguración del aeropuerto de Santa Lucía: ¿algo que celebrar?

Con bombo y platillo, la crema de la clase gobernante y afines a la misma acudieron a la inauguración del aeropuerto de Santa Lucía que encabezó el presidente de la república. No podían fallarle al jefe de la tribu, tenían que estar presentes en la cortada de listón de una de las obras faraónicas de esta administración y ser testigos fieles de que este aeropuerto fue por mucho la mejor apuesta que realizó el gobierno para cancelar de tajo la planeación de su construcción en Texcoco. Las risas, fotos e incluso burlas agrias rondaron a la festividad, todo era color de rosa porque se cumplió la promesa en tiempo y forma de tener un mejor aeropuerto al que habían imaginado los de la “mafia del poder”.

Las imágenes circularon como pólvora en las redes sociales, pues vimos fotografías que mostraban un aeropuerto nuevo y lujoso hasta las que retrataban la inconclusión de la obra y la falta de agua en los baños de las instalaciones, todas acompañadas de empalagosos halagos o de severas críticas según fuera el caso. Es cierto que no pasó desapercibido el evento, y no era para menos, el despliegue de propaganda fue brutal y cumplió su fin, despertar el morbo por conocer una nueva instalación que vendría aligerar el tráfico área del aeropuerto internacional de la Ciudad de México. Ya veremos sí cumple el cometido de su construcción, porque al menos sí fue un éxito mediático su inauguración.

Ahora bien, ante de echar las campanas al vuelo, debe evaluarse con seriedad su propiedad. Esto es, con la cabeza bien fría se debe analizar no sólo la idoneidad de su posición para ver si cumple con el fin de su construcción –lo cual llevará largo tiempo evaluar-, sino que ya es hora de poner la lupa en el costo de su edificación. En efecto, algunos analistas sugieren que el costo de este nuevo aeropuerto fue 30% más oneroso de lo que se tenía planeado, lo que quiere decir que se tuvo que invertir y destinar más dinero público del que se tenía contemplado, dinero de todos los mexicanos que bien pudo ser destinado a otros rubros más urgentes que realizar esta construcción.

Así es, ya es tiempo de evaluar la viabilidad económica del nuevo aeropuerto y, sobre todo, poner en tela de juicio el argumento que vertió el gobierno para construirlo en Santa Lucía y no en Texcoco, un poderoso argumento que consistía en que salía más económico instalarlo en Santa Lucía con réditos casi igual de comparables que si estuviera en Texcoco. En pocas palabras, el gobierno canceló la construcción en el lago porque salía muy caro y porque estaba plagado de corrupción, de ahí que la mejor forma era llevarlo a otro lugar, en donde saliera más barato en su construcción. Con datos preliminares, podemos sostener que no salió tan barato y sabremos pronto con exactitud su real coste.

Por otro lado, ya veremos con el tiempo si logra cumplir su fin original que era aligerar la sobrecarga de vuelos que tiene el aeropuerto internacional Benito Juárez, pues si resulta que en nada ayudo a esto, con la mano en la cintura se puede afirmar que fue un verdadero fracaso, una tiradera de dinero que no cumplió su principal cometido de construcción justo en la zona de Santa Lucía. El tiempo nos dirá quien tuvo la razón, si los hoy sonrientes y orgullos impulsores del aeropuerto Felipe Ángeles o los “mafiosos” y “opositores” que defendían la viabilidad de Texcoco.

Ormerta: Un paseo como en su casa, fue el que gozó el fiscal general de la república al acudir al Senado para su comparecencia. Ni con una pregunta incomoda recibieron al fiscal, todo lo contrario, sólo recibió cumplidos y muchas palmadas.