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- 04/10/2023
San Francisco de Asís: El santo milagroso y su poderosa oración
Hoy, 4 de octubre, se conmemora el santoral de San Francisco de Asís, un santo reconocido en la fe católica por su vida austera y por ser el fundador de la Orden Franciscana. Sin embargo, más allá de su legado y vida dedicada a la fe, San Francisco de Asís también es conocido por ser un santo milagroso.
La Iglesia ha reconocido más de cuarenta prodigios realizados por este santo a lo largo de su vida. Uno de los milagros más destacados es la sanación del leproso. Se cuenta que San Francisco, con su profunda compasión y amor por los desfavorecidos, lavó la piel de un hombre con lepra y rezó para que el demonio dejara de atormentar su alma. Como resultado, la piel del leproso comenzó a sanar y el hombre, impactado por este prodigio, se arrepintió de sus pecados y se reconcilió con Dios.
En México, particularmente en la localidad de Real de Catorce, en el estado de San Luis Potosí, se celebra a San Francisco de Asís del 1 al 5 de octubre. Miles de feligreses participan en procesiones en su honor y se congregan en la Parroquia de la Purísima Concepción, donde se encuentra la efigie del santo. Durante estas festividades, los creyentes agradecen los milagros atribuidos a San Francisco y se le venera como el “charrito milagroso”. Se cree que San Francisco recorre el pueblo para ayudar a los menos desamparados y se le atribuyen también otros milagros, como separar a los borrachos que se encuentren teniendo una riña, e incluso, se dice que ayudó a un niño perdido en el desierto.
En el día de su santoral, queremos compartir una poderosa oración a San Francisco de Asís:
“Oh, Señor, hazme instrumento de tu paz. Donde haya odio, siembre yo amor; donde haya ofensa, que lleve yo el perdón; donde haya discordia, que lleve yo la unión; donde haya duda, fe; donde haya error, que lleve yo la verdad; donde haya sombras, luz; donde haya tristeza, alegría.
Oh, divino maestro, haz que yo no busque ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, sino amar. Porque dando es como recibimos, perdonando, es como tú nos perdonas, y muriendo en ti, es como nacemos a la vida eterna. Amén.”
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