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- 10/05/2021
En Busca del Estado Perdido-Línea 12
El pasado 3 de mayo fue un día muy triste, ante la evidente negligencia del gobierno de la ciudad, una trabe que soportaba la línea 12 del metro de la ciudad de México colapsó y con ello se llevó varios vagones del transporte con resultado fatal que enluta a 25 familias capitalinas.
Las víctimas, sus familias y la sociedad sufrimos el siniestro.
La Ciudad anunció, que se indemnizarían a los deudos de los muertos con una cantidad aproximada de 650 mil pesos.
Como abogado, he vivido la experiencia de tragedias que me han marcado; explosiones de plantas de gas, refinerías, los mexicanos muertos en Egipto, las Torres Gemelas y la Estación de Atocha, por citar algunas, en ellas participé profesionalmente asesorando a familias de víctimas o a las empresas responsables, además, mi investigación para obtener el grado de Maestro en Derecho fue precisamente sobre la responsabilidad del Estado derivada de actos terroristas.
Si bien el evento trágico del 3/5 no fue provocado, es incuestionable que el gobierno de la ciudad es el responsable directo. Sin objeción alguna. Su deber es hacer frente ante la sociedad, reconocer su culpa y proceder de inmediato a tratar de dar alivio a quienes sufrieron el terrible hecho.
La experiencia me dice que la reacción debe de ser inmediata, sin alegaciones, las víctimas no solo son los muertos, sus familiares, los usuarios que iban en el tren y los que se quedaron sin un medio de transporte, todos son afectados, a todos se les debe de compensar.
El primer paso es reconocer la responsabilidad de manera pública, pedir perdón a todos. Es un acto de humildad necesario al cobijo de la dignidad humana; de manera inmediata, dar la atención funeraria, médica, psicológica, económica y de transporte en condiciones de decoro, acudiendo a ellos para darles confort.
Como resultado del accidente, quedaron hijos e hijas sin un padre, madre o hermano, murieron muchos que eran soporte de sus hogares, otros quedaron heridos, todos con secuelas psicológicas y, algunos, físicas; hay personas que ahora hacen más de 3 horas para llegar a su trabajo y otras 3 para regresar a casa. Tiendas, centros comerciales y negocios se verán afectados por la falta de la línea de transporte. Se les debe de compensar.
Hoy no tenemos que pensar en formulas del pasado para indemnizar, mostremos que más que ser legalistas somos humanos y que como tales entendemos el dolor ajeno.
Otros Estados han puesto el ejemplo, sin cortapisas se afronta de manera más que generosa, se otorgan cantidades dignas -nada sustituye una vida, pero de algún modo ayuda al lamentable transe- se proveen becas para los hijos de los fallecidos, atención a quienes se ven afectados de manera indirecta como los cientos de miles que no tienen una opción adecuada para moverse, se inician programas de inspección rigurosa para que el siniestro no se repita, se construye una memoria para recordar a los muertos, se atienden a todos porque todos importamos. Se actúa con nobleza.
El gobierno capitalino ante este lamentable suceso tiene la obligación de mostrar su madurez como la ciudad de primer mundo que pretende ser.
Que la tragedia no quede en el cajón del olvido, menos aún como tema político.