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- 18/09/2023
Fiesta Nacional
El signo distintivo de una República es la división de poderes electos en procedimientos democráticos. La separación de las funciones es garantía para los gobernados, evita la toma de decisiones en una sola entidad o persona. Los equilibrios son formales, pero también los hay fácticos.
Los fundadores así lo resolvieron en el Acta Constitutiva de la Nación Mexicana, prácticamente intocada, del 31 de enero de 1824. En ella acordaron vivir bajo un régimen federal, republicano, democrático. No hay más. La primera norma fundamental de 1824 así lo recogió, estos principios siguen vigentes en la del 17.
Son el legislativo, judicial, ejecutivo, los titulares de la conducción de la administración, el propósito estriba en la revisión permanente de sus tareas con el objeto de tomar las mejores determinaciones en favor de la población, teóricamente, eje central de todo gobierno. La idea es mantener reinante a la Constitución.
El desempeño de estas tareas puede no ser del agrado del poder revisado, al final de cuentas no se trata de un concurso de simpatías sino de la conservación del Estado.
El Presidente se alejó de esos propósitos.
Determinó no invitar al legislativo, ni al judicial, a los eventos conmemorativos de la Independencia, rompió con los equilibrios fácticos. López Obrador, solo, en el balcón de Palacio, encabezó las festividades, trasmitiendo un poderoso mensaje: Es él, nadie más.
El Grito de la Independencia es Fiesta de todos, es Nacional, honra la victoria de la República. No es una tertulia exclusiva del Presidente.
Le guste o no, esté de acuerdo o no, coincida o no con el trabajo de los poderes garantes de la democracia, son instituciones por respetar. El legislativo es titular ni más ni menos de la soberanía popular, la suprema autoridad. El otro, el judicial es vigilante de la ley, nada ni nadie por encima de ella.
El estadista entiende el trabajo coordinado, sabedor de ello se somete al designio del derecho indudable sustento de la tolerancia. El autoritario lo critica, lo señala, lo vilipendia, divide, separa.
El reformador debate, confronta, acuerda; actividades despreciadas por el despótico, simplemente las conceptualiza ‘ataques’.
López Obrador tuvo la oportunidad de ser apreciado como un verdadero progresista, optó por el imperio, imagen propia del arbitrario.
La forma es esencia de la actividad política, también de la legal. El descortés alejamiento de los poderes en eventos que a todos conciernen, lastima el fortalecimiento de la Unión, no es una mera expresión, sino auténtica concepción de vida en sociedad, por cierto, tan polarizada por el mañanero discurso.
La Patria nos une. Visiblemente López Obrador no lo entendió. Su intento de apropiarse de la mayor conmemoración le evidenció.
Añadido:
La celebración de la Independencia originalmente se estableció para el 16 de septiembre. Fue el dictador Porfirio Díaz quien la movió al 15 con el único fin de coincidir con su cumpleaños. Lo correcto sería regresarla a su fecha del 16, evitando distorsiones en la historia Patria. La gran parada militar puede hacerse el 17. Por cierto, la fecha marca el inicio de la lucha no cuando se logró, lo cual ocurrió un 27 de septiembre.
Otro:
En el 2024 el Acta Constitutiva de la Nación Mexicana cumplirá 200 años, hecho por demás trascendente, es en este acto donde se da el verdadero nacimiento de México. Ojalá no quede en el olvido.