Reflexiones del galeno-Estigma del peso

Daniela Trinidad Díaz Ponce

En el ultimo año ha sido impresionante como las palabras “estigma del peso” han tomado una mayor fuerza sin embargo no la suficiente como para crear una sociedad más consciente, segura y empática para las personas que viven en cuerpos grandes. Definitivamente es algo de lo que se tiene que hablar y que tanto como profesionales de la salud y como individuos tenemos que hacer llegar este tipo de información a más personas para aspirar a una mejor sociedad cambiando nuestra mentalidad.

El estigma del peso se define como la devaluación y denigración social de personas que tienen exceso de peso, lo cual las convierte en victimas de prejuicios, estereotipos negativos y discriminación.

Hay que saber que la obesidad va más allá de solo tener un desbalance entre las calorías que gastamos y las calorías que consumimos. Saber que la obesidad es multifactorial y que involucra factores físicos, biológicos, culturales y psicológicos que interactúan en su desarrollo.

Varios estudios ya nos hablan de como hay una relación causal entre estigma de la obesidad y reactividad fisiológica al estrés psicológico con una respuesta emocional negativa y la conducta de la ingesta alimentaria.

La organización mundial de la salud define al sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. También hoy en día sabemos que el índice de masa corporal es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla sin embargo no es el mejor indicador ni el único para poder determinar si las personas gozan de buena salud o no.

Lo que realmente nos habla de una buena salud es enfocarnos en como es nuestra calidad de sueño, si nos hidratamos adecuadamente, si practicamos actividad física y realmente encontrar lo que nos guste. Importante aquí darle el lugar que se merecen cada uno de los profesionales de salud. Como lo es el médico, el nutriólogo, el psicólogo, el activador físico etc. Para poder brindar un acompañamiento de calidad.

Mucho del problema con el estigma del peso es que seguimos atribuyendo la culpa a una persona cuando en realidad estamos viendo que en nuestro alrededor vivimos en un ambiente obesogénico y que hay muchas condiciones que no son aptas para cada individuo. Como el hecho de que en este momento hay personas que están pasando por hambre o que no tienen acceso a un suministro de agua potable. Definitivamente esto no solo es cuestión de fuerza de voluntad o disciplina.

El papel del profesional de la salud, en este caso mi postura como nutrióloga es que debemos de cambiar de mentalidad, saber que hay valores que debemos de evaluar más allá de un numero en la báscula, que debemos de realmente escuchar a nuestros pacientes, saber que piensan, cuales son sus creencias, evaluar su entorno, no tratar de imponer nuestras creencias sino que dentro de la misma intervención poder educar en materia de nutrición y ser unos buenos acompañantes y lideres en materia de salud.

Con el paciente se llega a un acuerdo, no se impone, ni se juzga ni se regaña. La educación nutricional es fundamental, fomentar un ambiente seguro no solo en la consulta privada, también en la publica y en redes sociales es nuestro deber.

El enseñar al paciente a escuchar sus señales de hambre y saciedad, teniendo una alimentación consciente es uno de los primeros temas que se tendría que mostrar en las primeras consultas.

No existe la dieta perfecta sino el que las personas tengan una buena relación con la comida.

Necesitamos ser personas empáticas y conscientes, que nuestra opinión sobre el cuerpo de alguien más jamás será bienvenido, ni bien visto y que si realmente queremos ayudar como sociedad simplemente es respetando, dejando de juzgar y si en verdad nos importa la salud de las personas, entonces la solución será crear un circulo saludable y seguro para poder fomentar hábitos saludables.

La crítica, los calificativos despectivos jamás serán una opción para poder cambiar de mentalidad.

Por una sociedad sin estigma del peso. Cambiemos el chip.