Curado De Espanto- Reflexiones de Galeno

Como médico pocas veces experimentamos en carne propia los padecimientos que tratamos, tenemos algunas nociones por lo que leemos, vemos y se nos enseña. Nuestro arsenal de instrucciones y tratamientos, nutridos por evidencia científica, muchas veces son todo menos prácticos y fáciles de seguir para el paciente. 

Pasé el último año investigando y escribiendo artículos científicos sobre cómo contener la pandemia, cómo afecta el confinamiento al desarrollo de la vida diaria y cómo esto provoca un desinterés paradójico por la situación general, condicionado por un hartazgo.  Satanizando la poca participación de la gente hacía con los médicos y el frente que lucha contra el coronavirus y es que aún lo hago. Sin embargo, yo creía estar curado de espanto, mentalmente preparado para el encierro total y cuando por fin pasó y enfermé de coronavirus, odié cada una de las recomendaciones que yo mismo he dado a mis pacientes. 

Aún cuando hubo un fuerte sentido de compañerismo y apoyo por parte de mis compañeros médicos, el encierro es enloquecedor, frustrante y agotador. Tuve la suerte de ser un caso de sintomatología leve y que el hospital sin mayor inconveniente me mandara a descansar y  cumplir aislamiento estricto. Afortunadamente para el segundo día me sentía recuperado. Curioso que durante toda la pandemia critique el  uso de ciertos medicamentos por carecer de evidencia que respaldara su eficacia y para el momento que enfermé poco me importó, acepté todas las recomendaciones que me hicieron. 

Me doy cuenta que para la gran mayoría de nosotros es prácticamente imposible no convivir con nadie aún cuando se trata de evitar, la vida sigue y con ella todas sus interacciones, lo cual vuelve esencial el uso de protección por parte del enfermo pero también obliga a no bajar la guardia pues no es raro que un enfermo aún con síntomas, se vea forzado a salir y es que basta con un gramo de paracetamol para poder evadir la gran mayoría de los filtros sanitarios.   Quizá hemos hecho mal en solo preparar mentalmente a las personas para permanecer aislados durante la enfermedad y no en prepararlos para convivir diariamente con los enfermos. 

La recomendaciones que yo haría para alguien que debe convivir con una persona sospechosa de covid son que quien asista al enfermo sea una persona fuera de los grupos de riesgo,  utilizar una habitación bien ventilada, evitar el contacto prolongado, utilizar cubrebocas y protección ocular, correcto lavado de manos, asesorarse con un médico sobre recomendaciones profilácticas, es decir los suplementos y esquema de medicamentos que se pueden tomar para evitar enfermarse, aunque son muy puntuales los casos en que pueden ser usados y que mientras se lleve a cabo el contacto, el enfermo utilice las mismas medidas de protección. Es importante recordar que estas medidas también deben utilizarse incluso estando vacunado, pues la vacuna solo evita un cuadro grave, no la infección.  

Es importante asistir a nuestros enfermos, no  hay que dejarlos solos por miedo a contagiarnos, las medidas de protección funcionan, hay que utilizarlas.