- EntretenimientoLo Más Recienteredes sociales
- 12/10/2021
Joven confunde casa con café internet; le ofrecen hasta pozole

Una joven entró a una casa pensando que era un cibercafé, y en la que le ofrecieron refresco y pozole.
A través de un video compartido en TikTok, la usuaria Fathyma Lex relató su historia de cuando estudiaba la universidad, pues, en esa ocasión, buscaba un café internet para imprimir algunos documentos que necesitaba para tramitar una beca.
Después de caminar por varias calles sin encontrar un establecimiento, dio con un lugar que aparentaba tener una impresora, por lo que decidió a entrar sin preguntar.
“Seguí caminando y caminando hasta encontrar un ciber. Y eso pasó, encontré uno que la verdad sí se me hizo muy peculiar porque nada más tenía dos computadoras, pero dije ‘éste no es el momento de estar de juzgona’ y me metí”, mencionó en la grabación.
Te puede interesa: “Gomita” es golpeada por su padre y denuncia violencia familiar
Al interior se encontraba un señor, a quien saludo y le solicitó que le entregara un mouse. Luego se sentó y empezó a utilizar las computadoras sin que nadie le dijera algo.
Minutos después, un niño se acercó a ella y le ofreció un vaso de refresco, a lo que ella aceptó pensando que era cortesía de la casa; sin embargo, momentos más tarde, le dieron un plato de pozole, algo que rechazó pues se le había hecho muy extraño.
Al imprimir todos sus documentos, la joven le preguntó al señor cuánto le tenía que pagar, este le dijo que nada, ya que no se encontraba en un internet sino en una casa, pero que no la quisieron interrumpir porque estaba concentrada.
“Yo empecé a sentir la cara pero si bien caliente, le dije ‘pero cómo que no es ciber, señor, ¿por qué no me dijo?’ y dice ‘no, muchacha, es que yo te vi muy concentrada y la verdad es que no te quise interrumpir’ (…) A mí se me caía la cara de vergüenza”, añadió.
Con mucha vergüenza, la joven decidió dejar 20 pesos y se retiró del lugar.
“La mera verdad, yo sí le dejé 20 pesos, le agradecí muchas veces y me retiré con la cara caída de vergüenza, pero muy feliz porque ya había impreso mis documentos (…) Con la beca me regalaron una impresora y nunca me volvió a pasar”, concluyó.