Reflexiones del galeno-Una pastillita para dormir

Reflexiones del galeno-Una pastillita para dormir

En la semana escuché al hijo de una paciente con dolor abdominal decir casualmente “oye a mi mamá le duele mucho, ¿no le puedes dar un Tafil o algo?”. Me sorprendió la naturalidad con la que alguien ajeno al área de la salud puede llegar a la decisión de tomar una benzodiacepina como si de una sustancia inocua se tratase.  La familia de los Zam (diazepam, clonazepam, alprazolam, etc) se ha popularizado desde los años 80s por sus efectos para reducir la ansiedad, sus efectos relajantes e inductores del sueño. En la vida hospitalaria es común verlo recetado en pacientes sin una indicación real, con la noción de que servirá como una solución rápida para el insomnio, principalmente en personas de la tercera edad.

            Esta práctica no es inusual, existen múltiples reportes donde hasta el 60% de las personas encuestadas recurren equivocadamente al uso de estos medicamentos como una forma de conciliar el sueño, sin considerar antes acudir con un especialista del sueño. El ministerio de Salud de Francia ha estado luchando desde 1991 contra el uso indiscriminado de benzodiacepinas, e incluso se ha intentado limitar su uso a periodos coros de tiempo puesto que al pensarse que este medicamento pudiera paliar cuadros agudos en múltiples enfermedades, solo se está colocando una sábana para cubrir los síntomas, más no se está tratando la enfermedad de base.

Es curioso pensar como demás psicofármacos como lo serían los medicamentos para tratar la depresión o la ansiedad tienden a ser temidos por una falsa concepción de que quienes los usan terminarán adictos a estos, sin tomar en cuenta el potencial adictivo de las benzodiacepinas. Lo que empieza a ser “un cuartito de pastilla para dormir” con el tiempo provocará dependencia, haciendo que para llegar a los efectos deseados sea necesario tomar una cantidad mayor del medicamento y que al intentar dejarlo abruptamente sin supervisión, produzca lo que conocemos como un síndrome de abstinencia.  

Se ha estudiado que una sola dosificación es suficiente para alterar la toma de decisiones, memoria, o alteraciones emocionales o cognitivas. Es de vital importancia recordar que este medicamento no suele eliminarse de todo al despertar por lo que puede llegar a aumentar el riesgo de accidentes de tráfico o en el trabajo por aún estar bajo los efectos somníferos de la “milagrosa pastillita”

No intento satanizar su uso, solo hay que recordar que, como todo medicamento, se tienen indicaciones precisas para obtener los mejores resultados y que mejorar una higiene de sueño siempre será la mejor solución a largo plazo para el insomnio: intentar no tener pantallas de luz blanca dos horas antes de dormir, evitar consumir bebidas con cafeína, utilizar la cama solo para dormir (aunque sea de lo más cómodo recostarse para leer un libro) y establecer una rutina de acostarse siempre a la misma hora pudieran ser estrategias viables para homogeneizar nuestro sueño y no tener que caer en las pastillitas para dormir.

TFA

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