De razones y pasiones- La comodidad de los maestros y la estulticia del gobernador

El inicio del programa de vacunación para maestros de escuelas públicas y privadas en Veracruz mostró con límpida precisión las dos realidades de este país: la que se construye en Palacio Nacional y la que existe más allá de la plancha del Zócalo capitalino.

Mientras el Presidente López Obrador ocupaba su conferencia mañanera con un enlace con las autoridades estatales de salud y de la Universidad Veracruzana para informar sobre el inicio de la jornada de vacunación, miles de maestros de más de 50 municipios del sur del estado formaban una interminable columna humana, sorteando a la intemperie el mal clima y el riesgo de avanzar sobre la carretera federal a Minatitlán.

En la capital Xalapa, muchos maestros tuvieron que viajar hasta cinco horas para llegar al “nido del halcón”, el gimnasio de la Universidad Veracruzana, y recibir la vacuna. Al mismo tiempo, la Secretaria de Educación, Delfina Gómez, aprovechaba para tomar ‘selfies’ en el WTC de Boca del Río, entre quejas de maestros.

Apenas un día antes, el Gobernador Cuitláhuac García había pedido a los docentes veracruzanos “sacrificar la comodidad por la salud”, al tiempo que reprochó que durante la pandemia el magisterio “fue económicamente uno de los sectores menos golpeados, siguieron recibiendo su pago, conservaron su empleo, recibieron todo”. Poco faltó para tildarlos de mal agradecidos.

Lo que nunca pudo explicar el mandatario fue la comodidad de la que gozan los maestros veracruzanos. Ayer en Coatzacoalcos, miles de docentes tuvieron que pasar horas completas al pie de la carretera para recibir la única dosis de la vacuna de Cansino debido a que sólo se abrieron cinco sedes para un estado de 212 municipios.

Reprochar que nunca dejaron de recibir su salario y mantuvieron su empleo sólo exhibe la estulticia del Gobernador. Ninguno de los maestros dejó de trabajar; por el contrario, tuvieron que aceptar una carga adicional de trabajo y asumir los costos económicos de las clases a distancia. Suponer que dar clases desde su casa era un privilegio confirma que nunca entendieron la nueva normalidad.

Cuitláhuac García presumió que serán poco más 197 mil 430 vacunas las que se aplicarán a los maestros, lo que implica un esfuerzo muy grande por el número de población, aunque dejó entrever que “quisiéramos tener otro tipo de vacuna”, tratando de justificar que se trata del biológico fabricado en China y no la Pfizer que es la que se ha venido aplicando a adultos mayores.

Al menos en Veracruz, el problema del regreso a clases no será resuelto con la aplicación de la vacuna a profesores de escuelas públicas y privadas porque el universo de los planteles educativos no se reduce al vínculo entre profesor y maestro.

Participan lo mismo padres de familia, administrativos y el personal que presta servicios a las escuelas; además, el eventual regreso a clases justificando la aplicación de la vacuna, expondrá a los alumnos al riesgo de un transporte público saturado y la convivencia con decenas de personas que no han recibido la vacuna: vendedores ambulantes, papelerías, tienditas, entre muchos otros establecimientos.

Acaso los profesores agradecerán la vacuna pero no el regreso a clases. La pandemia también dejó al descubierto el abandono de cientos de escuelas en el estado; muchos centros escolares, lo mismo en zonas rurales que en urbanas, no cuentan siquiera con instalaciones sanitarias, luz eléctrica y agua potable.

El esfuerzo por vacunar a los maestros no se convertirá en votos para Morena.

La del estribo…

El juez federal Juan Pablo Gómez Fierro ha hecho lo que no pudieron el Congreso de la Unión y todos los partidos de oposición juntos: frenar el frenesí presidencial por desmantelar las instituciones del Estado. Sus resoluciones pasarán a la historia, su resistencia al presidencialismo autoritario que busca enjuiciarlo, también.