En busca del estado perdido-Yasmín bajo fuego 

Conocí a la hoy Ministra Esquivel hace más de 20 años, cuando se desempeñaba como Secretaria de Estudio y Cuenta de la Presidencia del Tribunal Superior Agrario. Tuve la suerte -como litigante- de ser escuchado y atendido por una abogada joven sensible que comprendió que la justicia no radica en un montón de papeles si no que, detrás de estos, hay seres humanos que ansiosamente esperan sean resueltos sus problemas a través de la decisión tomada por otro ser humano. En este sentido Yasmín Esquivel -recuerdo- siempre mostró ser empática con el débil, con el que nada tiene, proponiendo suplir deficiencias en nuestros argumentos, resolviendo con el rigor de la ley.

Ascendió a Magistrada Unitaria en la misma materia agraria, como tal, su sello era la prontitud, sus juicios se resolvían dentro de los plazos de ley, afirmaba ‘es terrible la incertidumbre que causa el tiempo, hay que resolver pronto y bien’. Al pasar los años fue designada Magistrada en el Tribunal Administrativo de la Ciudad de México del que fue su Presidenta.

Como tal, mostró eficiencia, lo modernizó, estableciendo los procedimientos en línea, no había la necesidad de acudir en persona, la rapidez del sistema electrónico se puso en marcha, los litigantes pero sobre todo los justiciables, lo agradecimos.

Sus méritos en el servicio público junto a su apreciación jurídica la llevaron al más alto cargo que una abogada puede aspirar: Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde su desempeño ha tenido la misma divisa de origen, el servicio, la atención y sensibilidad.

Ahora la Ministra Esquivel aspira presidir la Corte, de lograrlo, sería la primera mujer en la historia de la república en hacerlo, sin duda, acarraría enormes e importantes cambios en la judicatura federal en beneficio de todos los mexicanos, para ello debe de enfrentar serios desafíos externos e internos, hoy los vive.

Acusada de plagiar la tesis para obtener el título de abogada, enfrenta el mayor reto de su vida, la acusación busca desacreditar a quien se ha ganado con el rigor del esfuerzo propio su título, los cargos que ha ocupado, de paso, impedir su llegada a la Presidencia del Alto Tribunal.

Como estudiante fui sustentante con mi propia tesis, como profesor he dirigido varias decenas de ellas, como sinodal he examinado a muchos, puedo afirmar que el proceso de registro, investigación, desarrollo y presentación de la tesis no se da de un día para otro, implica pasos a seguir y en todos ellos se deja registro de estos.

Seguramente la UNAM tendrá la prueba irrefutable de que la tesis de Yasmín Esquivel Mossa fue presentada para su registro mucho antes que la de quien se dice plagiado y con ello aniquilar cualquier duda en la honorabilidad de quien se ha distinguido como una servidora pública honesta.

Obscuros intereses los que circundan en torno a la futura Presidencia de la Corte que pretenden a toda costa anular la poderosa candidatura de Esquivel Mossa.

Yasmín bajo fuego enemigo, o ¿quizá amigo?