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- 06/02/2022
“Feliz de representar a México”: Jonathan Soto pondrá en alto el nombre del país

Jon Soto es un hombre agradecido. Tras lanzarse hacia su sueño de disputar unos Juegos Olímpicos de Invierno, empleó sus ahorros y su dinero y pidió ayuda económica a familiares y amigos. Y cuando se encuentra a las puertas de disputar las pruebas de esquí de fondo en Pekín-2022, se acuerda del esfuerzo propio y de sus allegados.
“En este camino al sueño olímpico, pedir la ayuda de mi familia y amigos es de las mejores decisiones que he tomado. Sin esa ayuda no habría estado aquí. Hay que pedir ayuda si sentimos que la necesitamos. Estoy muy agradecido por todos los apoyos. Mi participación va no solo por mí, también por la gente que confió en mí”, explica el esquiador a la AFP.
Jon Soto ha pasado su vida entre México y Estados Unidos. Nacido en California, su familia decidió regresar a Durango, en México, zona de la que era originaria cuando el esquiador era un bebé.
– Dejar Durango –
Jonathan Soto creció en Durango hasta que, cuando tenía doce años, de nuevo su familia hizo las maletas y regresó a Minnesota, cerca de la frontera de Canadá, un lugar frío, que con el tiempo sería clave para que haya acabado siendo olímpico.
“Nos mudamos a Minnesota ya que allí teníamos familia por parte de mi mamá. Estando allí, traté con un amigo de hacer algo en invierno para mantenerme en forma para la primavera, en que practicábamos atletismo. Me empezó a gustar. Empecé a destacar a mi nivel ya que cuando estaba terminando la preparatoria, a los 17 años, ya tenía buenos resultados”, señala.
De aquella época, uno de sus entrenadores predijo que un día representaría a México a nivel internacional, pero Jon Soto no lo tomó muy en cuenta y paró su carrera deportiva para enfocarse en sus estudios universitarios, que le han permitido trabajar como coordinador de proyectos para una empresa que hace maquinaria industrial.
“Estaba cerca de ir a la universidad y era cosa de enfocarme en los estudios. Era cuestión de estudiar, ya que le iba a sacar más provecho. En mis años en la universidad no competía mucho, no esquiaba mucho pero sí estaba activo. Tras la universidad tuve un trabajo fijo y tenía tiempo libre en las tardes, por lo que empecé a entrenarme para carreras locales. Y un día me vino a la cabeza la semilla que aquel entrenador había plantado de que podía representar a México y decidí llamar al comité olímpico mexicano”, señala.
“Contacté con mi actual entrenador Germán Madrazo que representó a México hace cuatro años en esquí de fondo y fue ahí que empezó el verdadero camino a los Juegos. Ahí me di cuenta que iba a ser un camino lleno de obstáculos. Uno fue el tiempo, ya que tengo un trabajo fijo a tiempo completo y tenía que entregar mi tiempo libre a entrenar, con una sesión de dos horas antes de trabajar y dos o tres después de la jornada laboral, sacrificando reuniones con familia y amigos”, añade.
– Obstáculo económico –
El segundo obstáculo era el económico, con todos los gastos por su cuenta y recaudando fondos entre familia y amigos.
“Quiero competir con la felicidad y el orgullo de representar a México, al igual que al estado de Durango, ya que me siento de Durango, y a la comunidad en la que vivo, en un barrio de Minneapolis. Me han apoyado de muchas formas y voy a estar poniendo el nombre de México en lo más alto. Quiero darle con todo. Quiero que todas las horas de entrenamiento y de sacrificio den frutos en esta carrera. Y que cuando cruce la meta pueda decir lo orgulloso que estoy de este sueño y que entregué todo. Voy a terminar sin energía, que todo lo que lleve se quede en la carrera. Estoy emocionado y feliz de representar a México”, concluye.
La meta en Pekín habrá llegado por un sinuoso camino para Jon Soto y su familia. Desde California a Minnesota, pasando por Durango, y con final feliz en China.
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fahl