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- 13/11/2023
Apuesta
Cada fenómeno, evento o acto devela nuestra esencia. El sector salud está despedazado, el gobierno lo reconoció. No hay medicamentos, niños con cáncer deben de acudir a jueces para que ordenen la entrega de la cura. Para colmo traen médicos del primer mundo: Cubanos. El IMSS insuficiente, debe de atender a quienes el fallido INSABI en su fracaso abandonó.
En educación, la reforma del Presidente Peña buscaba calidad teniendo como eje la escuela, el profesor, los contenidos y el alumno. Se combatió, se satanizó, luego se canceló, después no vino nada. Hoy las escuelas están deterioradas, no hay motivación en los maestros, los contenidos cuestionados y el alumno olvidado.
La condición permanente del mexicano es la inseguridad. Es un escándalo las cantidades de muertos, desaparecidos o encontrados en fosas clandestinas. Asesinan a más personas en México que en Irak, Afganistán e Irán. Salir de casa es peligroso, volver es un triunfo. El efecto de esta situación no se circunscribe a la mera sensación de incertidumbre, el crimen se organiza, se hace presente en la economía, prácticamente todas los sectores productivos recienten su impacto que, como un IVA, lo trasladan al consumidor final. El piso lo pagamos todos.
En derecho el Estado se desvanece. El sistema está roto. Los jueces no son respetados por la sociedad, ellos lo perciben. Si bien el ejercicio de la función no es un concurso de simpatías, el servicio público es una vocación que se alimenta del reconocimiento. No lo hay, porque la mayoría no creen en los tribunales. Los nubarrones de corrupción, influencia y favoritismo gravitan en sus sentencias, si a esto sumamos el enorme porcentaje de impunidad, la población opta por la justicia callejera, la de propia mano. La sensación de iniquidad es la constante, mucho más cuando es fomentada desde Palacio Nacional, el enemigo público de la 4T es el Poder Judicial, no los narcotraficantes.
La vertiente política no se escapa, los actores y sus partidos, en ese orden, violentan la ley. A más de un año de la elección comenzaron sus campañas bajo el disfraz de coordinaciones, saben que no pasará nada. El desaseo es permanente, no hay institucionalización, volvimos al caudillismo de principios del siglo pasado. Las instancias electorales INE y TRIFE sucumben, el poder del presupuesto los doblega.
En lo internacional nos alineamos con los del bando equivocado y organizamos cumbres con Maduro y Díaz-Canel. Sus presidencias cuestionadas, con discursos que confrontan al socio principal. Se piensa que no habrá consecuencias y las actitudes rayan en la frivolidad. Hay un gusto por tensar no por coincidir. Se premian a gobernadores con embajadas, no se privilegia la carrera del servicio exterior.
Me gustaría hablar de justicia, de seguridad, de observancia a la constitución, de ciudades ordenadas, de procesos políticos claros, certeros, de honestidad. No, por el momento no los hay. Se apuesta al olvido, como el que estamos haciendo con Acapulco.