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- 13/04/2023
¡Fuera cadenas!- El ajedrez, como en la vida
Ahora en Semana Santa me quedé en Ciudad de México porque participe en el abierto nacional de ajedrez organizado por la Federación Nacional de Ajedrez de México (FENAMAC). Desde que mi papá me enseñó a jugar cuando era niño, me ha gustado el ajedrez; no obstante, dejé de jugarlo porque, tal como les pasó a varios amigos míos, casi nadie lo jugaba en la escuela. Con el paso de los años, y justo previo al inicio de la pandemia en 2020, mi gran amigo Juan me explicó que existe una aplicación a través de la cual se puede jugar contra gente real y no así contra una máquina. Gracias a eso, empecé a jugar prácticamente diario y no he parado desde entonces.
Con el paso del tiempo, empecé a estudiar ajedrez con el apoyo de videos de YouTube de influencers ―auténticos influencers― como Luisón, Reydama, Rey Enigma, Gotham Chess, Eric Rosen, y hasta por los streams de Grandes Maestros como Hikaru Nakamura. Este somero estudio del ajedrez me ayudó a mejorar, incluso, he podido “darle guerra” a mi amigo Juan, quien es mucho mejor que yo.
Como se los adelanté, la semana pasada participé en mi primer torneo de ajedrez a ritmo clásico (90 minutos para cada jugador). En su momento, no sabía que esperar, pero definitivamente no me esperaba sacar cuatro triunfos de ocho posibles. Francamente, pensé que me iría peor; debo admitirlo, esta expectativa era por miedo a lo desconocido.
De algo me di cuenta, digo, es algo de lo cual ya era consciente, mas ahora me es totalmente claro: en el ajedrez, como en la vida, los errores inciden para siempre, y las derrotas son totalmente imputables a uno. Esto es, la suerte o las variables imprevistas no juegan, sino que todo está en manos de los jugadores. El deber de los jugadores es estar sumamente concentrados para optar por los movimientos más precisos, cualquier falta de precisión, insisto, es totalmente la culpa de los jugadores.
Todos somos jugadores de ajedrez en esta vida; quienes toman las decisiones más precisas y adecuadas suelen trascender, y prueba de ello son las grandes obras que en beneficio de la humanidad dejan personas como Raúl Padilla. En lo relacionado con la cultura y educación, las acciones tomadas por Padilla han trascendido a su propia persona, al grado de colocar a Guadalajara y Jalisco en el centro de los eventos culturales más importantes del mundo. Sus decisiones, siempre tan precisas, nos mostraron que no debemos tenerle miedo a lo desconocido, sino que debemos intentar, intentar e intentar lograr objetivos y dejar un rico legado.