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- 03/06/2021
¡Fuera cadenas!- El mal llamado voto útil

Tenemos las elecciones a la vuelta de la esquina —tan solo en poco menos de tres días— y, con ello, estamos llamados a ejercer nuestra obligación como ciudadanos: votar. Mediante el ejercicio político-electoral del voto, nosotros los ciudadanos expresamos el deseo de cómo queremos que el país sea gobernado. A lo mejor queremos propuestas que den continuidad al actual gobierno, o quizás queremos un cabio. Sin embargo, ello sólo puede lograrse mediante el ejercicio del voto.
En relación con todo esto, últimamente ha tomado mucho auge esta idea del “voto útil”. Si bien es algo que ya se había escuchado en elecciones anteriores, ahora se ha convertido prácticamente en moda, a tal grado que —por lo menos en mi caso— mucha gente ha compartido en redes sociales cual cadena de oración diversos artículos y páginas que calculan tu “voto útil”. Con este pseudoejercicio, se deja en manos de una “calculadora” de preferencias políticas basada en encuestas de dudosa procedencia la elección del voto.
Entiendo la razón detrás de ello: el hartazgo de quienes actualmente nos gobiernan; sin embargo, creo que el mal llamado voto útil tiene más efectos perniciosos que útiles. Nuestras posiciones políticas no pueden estar sujetas al deseo de que X o Y partido o candidato no gane, sino que deben ser motivadas por que los ideales del candidato o partido N son de mi agrado. Esto máxime que, como acabo de decir, el voto útil se basa enteramente en encuestas de preferencias de dudosa procedencia y certeza.
También entiendo que otra idea que se tiene es que “si voto por el partido N —el cual va en tercer lugar en las encuestas— estaría malgastando mi voto”. Ahora bien, creo que tal percepción es incorrecta, pues, por lo menos en los casos de diputados, senadores y alcaldes, tu voto no solo cuenta para que el candidato postulado acceda al puesto que busca, sino también para el cálculo de los plurinominales. Esto es, el voto por el candidato N del partido N no solo es un voto para ese candidato, sino también es un voto para que los aspirantes por la fórmula de representación proporcional (plurinominales) de ese partido accedan al congreso o, en su caso, al cabildo.
En concordancia con todo esto, yo no voy a ejercer el mal llamado voto útil, sino que votaré por los candidatos y partidos políticos que son más afines con mis convicciones políticas, porque, en caso de no vencer por la mayoría relativa, sí tendrán oportunidad de tener presencia política por el principio de representación proporcional (plurinominales). No tengo por qué basar mi voto en preferencias según las encuestas, sino conforme a mis propios ideales; a final de cuentas si no me agrada el partido de los que actualmente me gobiernan, no tengo por que dar mi voto a un candidato o partido político que tampoco me representa solo por el hecho de que “van en segundo lugar” y “puede evitar que gane el partido del poder”.