¡Fuera cadenas!- El país está en llamas

Un mes después de las elecciones de este año, surge el rumor de la intromisión de grupos delictivos en el proceso electoral, lo cual incluye la jornada electoral. Reportes de San Luis Potosí y Michoacán —donde los líderes del PRI, PAN y PRD exigieron la anulación de las elecciones por tales cuestiones— demuestran que los grupos delictivos tienen injerencia en el quehacer del Estado. Hace algunas semanas les comentaba que existe el terrorismo en este país, y esta clase de actos por parte de la delincuencia sobre los procesos democráticos lo demuestra.

Lo anterior es lo que vemos a nivel macro, pero a nivel micro también se puede apreciar que la vida diaria está cooptada por la delincuencia, sea organizada o no, sea parte del Estado o no.

El día de ayer, en Guadalajara, un amigo cercano mío vio de cerca como un grupo de personas armadas intentaba despojar a un ciudadano de su camioneta. Incluso, según me comentó, hubo detonaciones de armas. Ello a plena luz del día, sin mayor pudor ni preocupación. Mi amigo, afortunadamente, tuvo la pericia de huir de allí a salvo, sólo quedó con el susto de semejante escena.

La semana pasada, tal como les comenté, el Estado de Puebla tomó posesión de las instalaciones de la Universidad de las Américas Puebla. Ello fue hecho con el uso de la fuerza pública, en cumplimiento de una supuesta orden de un juez de la Ciudad de México, en contravención a una orden de un juez constitucional federal y en total violación a la autonomía universitaria. 

Por otro lado, esta semana, aparecieron dos muertos colgados en la entrada de la capital de Zacatecas y el gobernador de esa entidad declaró que esos “muertos” son responsabilidad del gobierno de San Luis Potosí. Además, también señaló que el Estado ya se encuentra totalmente rebasado por la delincuencia. Tal pareciere que la responsabilidad del gobierno no es atender las causas de la delincuencia, mucho menos la delincuencia por sí misma.

Los ejemplos que les estoy señalando son síntomas de un Estado fallido: de un Estado donde las instituciones no siguen el Estado de Derecho; los procesos democráticos no garantizan la participación ciudadana, y el ciudadano común sufre de violencia en su día a día. Continuamente vemos como el gobierno federal hace responsables a los gobiernos locales de la violencia y, por su parte, los gobiernos locales responsabilizan al federal. Y si eso no fuere todo, también los gobiernos —como fue el caso de la UDLAP— son propensos a violar derechos, leyes y determinaciones de jueces federales.

Nos encontramos ante una situación crítica en el país. No parece existir algún plan —de cualquier nivel del gobierno— para generar orden y que la sociedad tenga una vida tranquila. Me parece que eso no es prioridad para quienes gobiernan, sino que esas personas están más al pendiente de satisfacer sus intereses personales sin importar el bien común. Nosotros tenemos que levantar la voz ante los abusos y las ineptitudes. Hace un mes, pude apreciar que mucha gente fue a votar molesta con los resultados de los gobernantes actuales, desde los locales hasta el federal. Eso es un buen avance, pero —sonará súper cliché— la democracia no se agota el día de las elecciones, sino que diario tenemos que estar vigilantes y exigir a quienes ostentan el poder.