LienSOS-La transgresión en el arte

Una de las misiones del artista es transmitir a través de su obra los sentimientos que se experimentan en la sociedad y el tiempo que le corresponde vivir. Para lograrlo, se mantiene en una búsqueda constante. Incursiona y explora nuevas rutas que lo obligan a abrir caminos que antes no existían. Por esa razón, no en pocas ocasiones el artista transgrede las normas que la sociedad se ha dado a sí misma para intentar vivir en armonía.

Pongamos un ejemplo. Una artista con sensibilidad y talento, percibe el sentimiento de encono y frustración de un sector de la sociedad que se ve afectado por la violencia de género. Los reclamos formales y protestas pacíficas no han servido para evitar que estos actos perniciosos se sigan presentando.

Con sus pigmentos y aerosoles nuestra artista logra transmitir talentosamente un poderoso mensaje que obliga a recapacitar acerca de esa situación que lastima a la sociedad. Hasta ahora nadie objetaría esa forma de reclamo. Pero qué sucede cuando lo que esa artista ha tomado como lienzo, es la columna del Ángel de la Independencia o el Monumento a la Revolución en la Ciudad de México y esa conducta transgresora es la que, en buena medida, da un potente impulso para que el reclamo sea conocido por gran parte de la población; o cuando es la puerta de Palacio Nacional o la barda de nuestra casa la que se ha convertido en ese lienzo.

La respuesta no es fácil. El talento artístico se entremezcla y fusiona con pedazos de razón y sinrazón, de afectaciones y beneficios que sirven a unos y al mismo tiempo causan daño a otros.

La paradoja es grande. Obras de valor artístico que hoy día rinden homenaje a reclamos que en su momento fueron cuestionados y considerados como una transgresión al orden establecido y ahora se reconocen como símbolos de una causa justa.

La destrucción per se no es arte. Puede ser un instrumento para hacer valer alguna causa, sí, pero lo que ahora interesa es esa combinación que puede darse en estos tiempos nuestros, entre transgresión y arte, así como los diferentes grados y formas en que ésta puede presentarse y que pueden ser desde incipientes y discutibles manifestaciones, como lo sería la pinta de grafiti en un inmueble abandonado, hasta una obra de Banksy cuyo mensaje ha adquirido una tremenda fuerza de comunicación a nivel internacional y cuyo valor podría exceder varias veces el del inmueble en cuya barda fue plasmada.

Los ejemplos expuestos, incluido el de los monumentos icónicos utilizados como lienzos, sirven de buena manera para tener presente que la transgresión es un elemento presente en el arte, una realidad independientemente de que podamos o no estar de acuerdo con ella.