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- 18/05/2021
Breve, pero a fondo-¿Exageración decir carnicería?

La situación en el país no es nada buena, las malas noticias se suceden una tras otra, y nada parece revertir esa realidad. Ningún gobierno, ninguno, ha logrado que este país avance sin sobresaltos. Casi a diario nos enteramos de algo terrible, que nos sacude y nos atemoriza. Y prácticamente de esto nadie se salva.
Para poner un ejemplo, el pasado fin semana se cometieron 280 homicidios en el país, cifra que en verdad aterroriza. El conteo es dramático. El viernes se registraron 107 homicidios, 72 el sábado y 101 el domingo. No hay duda de que México vive episodios de sangre, de verdadera carnicería. El conteo de estos casos ilustra como el país atraviesa por una oscura noche, sin que se visualice siquiera alguna lejana luz que haga pensar que México pronto saldrá de este transe.
Y como si esto no fuera suficiente, la violencia también ya sentó sus reales en el actual proceso electoral. Increíblemente de septiembre pasado a la fecha, 83 personajes políticos han sido asesinados en este periplo hacia las elecciones del próximo 6 de junio, de los cuales 32 eran aspirantes a algún cargo de elección popular, y de éstos, el 88 por ciento se trataba de opositores a los distintos niveles de gobierno. Esta es la violencia política que también se vive en México y que ya capta la atención del mundo entero.
No hay que olvidar que el pasado 4 de marzo, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, anunció un plan para garantizar la seguridad de candidatos en el actual proceso electoral, principalmente en aspirantes a alcaldes o presidentes municipales, donde se está más expuesto a las amenazas de la delincuencia organizada o de cuello blanco.
Ya desde ese entonces aceptaba que más de la mitad de los eventos de violencia política con asesinatos y heridos se presenta en siete estados: Oaxaca, Guanajuato, Veracruz, Guerrero, Morelos, Baja California y Jalisco, aunque ahora esta espiral de violencia parece extenderse a otras geografías del país, notoriamente a Sonora, donde hace unos días fue ejecutado Abel Murrieta, candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cajeme.
Ese 4 de marzo, Rosa Icela Rodríguez ya daba cuenta de esta realidad y con una franqueza que llamó la atención precisó que de septiembre del 2020 a febrero del 2021, ya se habían registrado 73 delitos relacionados con acontecimientos políticos, de los cuales, 64 fueron homicidios.
Ante el presidente, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana se comprometía a
trabajar intensamente para frenar el incremento de estos delitos “porque las organizaciones criminales buscan fortalecer su operación mediante la intimidación y el aumento de su influencia política”. No sucedió. De ese entonces a lo que va de este mes de mayo, se sumaron 19 homicidios de personajes políticos.
El 6 de junio se acerca, la crispación sigue creciendo, como la intensidad de las campañas políticas que buscan convencer a una ciudadanía dividida y confrontada para que vote por alguno de los suyos en estos comicios donde se elegirán 500 diputados federales, 15 gubernaturas, más de mil 900 presidencias municipales, mil 063 cargos en Congresos locales y más de 17 mil entre regidurías, sindicaturas y concejales; en suma, más de 21 mil cargos.
Bajo este ambiente, no se sabe nada de las mesas de trabajo que estarían integradas por representantes de las Secretarías de Gobernación y de Seguridad, partidos políticos, Fiscalías y autoridades locales, para compartir alertas que permitan prevenir y atender casos de registro de candidatos con vínculos con la delincuencia organizada o de cuello blanco, o sobre asuntos de protección a candidatos amenazados.
Sin duda, México vive un momento difícil, de retos y desafíos, que entre todos podemos sortear, pero es necesaria una clase política que acompañe a los ciudadanos, sustituyendo el discurso de la confrontación por uno de unidad y reconciliación. Aún es tiempo.