En busca del estado perdido-8M

En busca del estado perdido-8M

Indiferencia, desprecio, agresiones psicológicas, acoso laboral, acechanza sexual, crecimiento profesional en la medida en que cedan a las peticiones del jefe en citas forzadas, tocamientos en la oficina, transporte, vía pública, luego sube de tono y se llega al ataque físico, golpizas, violación, muerte, desaparición, es la vida cotidiana de la mujer. No importa la condición social, el lugar, edad, a todas les pasa, por igual lo viven. Si rechazan, viene la venganza -la mano encima, ácido, la fuerza animal de quien ‘reafirma su masculinidad’- y si ceden se construye el calificativo -putas, fáciles, perdidas- todo frente a una sociedad tolerante y una autoridad rebasada.

Es la vida de las mujeres, todos los días, a todas horas. A Debanhi se le culpa de su muerte ¿por qué tan tarde, ebria, en la carretera? Ridículo, las acusamos de su desgracia por el solo hecho de ser mujer y a propósito construimos una conciencia colectiva de justificación, resultado del machismo estructural que por siglos nos ha dominado al grado de la abducción, miles de ellas se suman al subterfugio del engaño sin darse cuenta de que su taimada visión es efecto de la manipulación del hombre dominante.

Investigaciones del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, sostienen que en los últimos diez años han desaparecido más de 20 mil mujeres en México, siendo los estados con mayor incidencia Puebla, Veracruz, Guerrero, Nuevo León, CDMX, Estado de México, Colima y Jalisco. Se las llevan, su destino la trata de blancas, pornografía, diversión de grupos criminales -satisfacción de animales que se dicen ‘profesionales de la muerte’- de torcidos que encuentran deleite en el uso de la fuerza, en la imposición de su voluntad frente al ‘No’, para después desecharlas -como basura- borrando la huella delatora.

El 8M conmemora a las muertas, a las agredidas, las desfiguradas, a las familias que viven el sufrimiento de la desaparición, a las que reclaman uno de los derechos fundamentales: el de la verdad, por dura que esta sea, saber cómo murieron, dónde, a manos de quién. El 8M, nos recuerda la clase de sociedad que somos, ese macho animal que no hemos podido superar que nos muestra primitivos, cavernarios.

La ira y frustración expresada en el destrozo no es nada frente al agravio permanente que les infligimos. Merecemos eso y más.

Que el 8M sea permanente.

Añadido:

El deceso de los cinco jóvenes en Tamaulipas a manos de efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional, confirman que el ejército no está hecho para labores policiacas, tenerlo en las calles lo expone al desprecio de la sociedad que lejos de vanagloriar sus acciones -como en cualquier otro Estado- son objeto de condena, rechazo y odio. Su retiro a los cuarteles, el cuidado de la soberanía y su participación en operaciones militares multinacionales comienza a ser una exigencia popular.

Soldado: Los mexicanos no somos tus extraños enemigos.

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