Xóchitl candidata

El efecto Xóchitl continúa creciendo. Pasó de anécdota a ser la principal opositora en la boleta del 24. Círculos cercanos al Presidente relatan el escozor que Gálvez le produce, sabedor de que Sheinbaum no prende.

¿Quién provocó el apoderamiento de Xóchitl Gálvez? Sin duda alguna el propio López Obrador. Los absolutos producen la sensación de intocabilidad, dan paso al autoritarismo, luego comienza el cesarismo, cimentado en la idea fundamentalista de ser poseedor de la verdad categórica, lado flaco de López Obrador.

Presidir un Estado implica gobernar para todos, las reglas vedan la intrusión del Jefe del Ejecutivo en los temas electorales. ¿Es bueno o malo? simplemente es la norma; De hecho, la querella permanente del entonces candidato Andrés Manuel durante 18 años fue la injerencia del Ejecutivo en turno, recordemos el ‘Cállese chachalaca’ como reclamo al manoseo de Fox en la elección de Calderón. Curioso, ahora siendo Presidente no obedece la ley, la violenta impunemente. Todos lo veían, nadie le hacía frente, fue Xóchitl quién le plantó cara. 

Sencilla, en bicicleta, reclamó su derecho de réplica. Con amparo en mano intentó ser escuchada, se le vio pequeña, insignificante, ocurrente. Luego vino la reacción autócrata, machista, el plan era aplastarla. Resultó lo contrario. Un amplio sector de la población identificado con la postura de lucha, pero sobre todo, con el anhelo de vivir en una socialdemocracia donde ser aspiracional no es sinónimo de traición, sí de respeto, se le unió. ¿Por qué ocultar el deseo legítimo de alcanzar el bienestar?

Le falló el cálculo al hasta entonces genial Presidente. 

Luego vino el manejo sucio de la política: Había que reventar la interna del FAM, a toda costa hacer ganar a Beatriz Paredes. La estrategia germinada desde el poder se filtró dando lugar a la respuesta inmediata, histórica, del PRI: no tener candidata propia, sí jugarla con Gálvez. Nuevamente erró López Obrador.

Mientras escribo esta columna, se da un movimiento nacional convocado por el Frente en apoyo a la aspirante opositora, las masas, se puede advertir, son plurales. La tesis de la polarización animada desde Palacio Nacional comienza a diluirse, la sociedad aprecia cómo su poder reside precisamente en el encuentro de las ideas, no en la confrontación. El mensaje de Xóchitl puso distancia con el del odio: Pensión a los adultos a partir de los 60 años, sumado a la esperanza del cambio cimentado en lo humano. Con la primera frase arrebató el monopolio de los programas sociales a Sheinbaum, con la segunda empequeñeció al Presidente, el mismo que se burló de la tragedia de Lagos de Moreno. 

López Obrador se empieza a ver debilitado, solo, es su final, él lo sabe, la fecha de caducidad lo está alcanzando. Su desafortunada expresión de ‘ni disfrazándose’ podrán regresar, rebela la intención de intervenir el proceso electoral, organizado por autoridades cada vez más ignoradas, minimizadas, sin fuerza.

La elección del 24 será la de mayor trascendencia en la historia moderna de México, en ella no solo se compite por el poder, va más allá, está en juego el mismísimo sistema democrático que por décadas le reclamamos al PRI. Estamos obligados a defenderlo.

El desacato a los resultados está latente.

Añadido:

El pasado lunes, la Corte celebró una sesión solemne, el único punto a tratar fue su posicionamiento frente al deseo de López Obrador de recortarle el presupuesto con el fin de someterla. El Poder Judicial en pleno apoyó a su Ministra Presidenta. Al final de su discurso Piña Hernández fue ovacionada. Arturo Zaldívar y Loretta Ortiz no aplaudieron, su mutis prueba su incondicional posición a favor del Ejecutivo. Nada nuevo.

Otro:

Aflora el sello personal del gobernador Enrique Alfaro, el pragmatismo. Su origen fue el PRI, pasó por el PRD, después usó a MC para llegar, ahora pinta raya con Dante Delgado apartándose de su partido con el evidente propósito de negociar su salida a costa de la elección local. En este horizonte el arribo de Pablo Lemus comienza a empañarse. Acecha la entrega de Jalisco al morenismo.