Olvido

Olvido

Apenas hace una semana dimos cuenta de la masacre de Roberto, Diego, Uriel, Jaime, Dante, jóvenes de Lagos de Moreno. El hecho cimbró a la sociedad no solamente por la separación de los suyos, sino por la crueldad manifiesta de su muerte, equiparable a un exterminio. 

A unos días, se dejó de hablar de los chicos de Lagos, como de Debanhi de Nuevo León, de los estudiantes de cine muertos en Tonalá, los 43 de Ayotzinapa, de los 26 cuerpos abandonados en la central de abastos de Guadalajara o las muertas de Juárez. La memoria colectiva es corta, quizá sea un mecanismo de defensa frente a tanta violencia, pensamos en el uso del olvido cual medio para eludir la realidad. 

Pretendemos ser ajenos a este México descompuesto cimentado en una gran fosa común llena de cuerpos, pero también, de memorias enterradas para ocultar la enorme tragedia producida por la desaparición de miles de seres humanos cuyo único infortunio es haber nacido en este país. Con la apatía se otorga a la autoridad una patente de corso ante su ineficacia; lo peor, transforma a la sociedad en insensible, fría, sin afectos frente al dolor ajeno, desconsuelo transmutado en tortura permanente para las familias de quienes les fueron arrancados.

Sin duda, el mayor tormento es la incertidumbre por la vida de quienes amamos. La aflicción producto del calvario de la busca de sus seres se ve permanentemente reflejado en el rostro de las Madres Buscadoras, ahora violentadas en un intento de acallar sus voces, sus acciones, su suplicio, su único motivo es el amor irrestricto por sus hijos, el deseo de enterrarlos para cerrar el círculo trágico de su desgracia.

Es lamentable, la costumbre nos alcanzó apoderándose del asombro. Sin duda, vivir en tanta descomposición infecta, como dijeran las Chilenas en el 2019, ‘Nos han quitado todo, hasta el miedo’, ahora la barbarie convive de manera permanente en las comunidades cual si fuera una parte inherente. Los chicos siguen saliendo, los bares funcionan hasta el amanecer, el argumento radica en dejarlos en libertad, lo contrario, limitarlos, sería reconocer el mando del crimen organizado.

La respuesta social produce la pérdida de la conmoción posterior fundamento de la indiferencia del desapego por lo común, luego surge el fastidio: mejor no hablar de atrocidades, después, llega el desprecio. 

Muchos han caído en el desinterés, la falta de motivación es cotidiana, hay resistencia a la expresión o el acompañamiento, no se cree en el cambio. La tesis es individualista: Mientras los míos estén bien no me meto en lo de otros, comportando tibieza ante cualquier estímulo externo.

El olvido es sinónimo de desprecio, de abandono. La indignación en el fuero interno es insuficiente. No debemos tolerar más, señalemos, mostremos, sobre todo, solidaricémonos, hoy son ellos mañana no sabemos.

Lamentable, en poco tiempo, comienza a hacerse presente la mayor desventura que vivimos: El olvido.

Añadido:

Días de decisiones. Tanto el FAM como MORENA se decantarán candidata o candidatos. Todo apunta a una lucha entre dos mujeres talentosas: Sheinbaum frente a Gálvez. En el 2024 los tres poderes estarán a cargo de damas.

Otro:

Las encuestas cerradas, el FAM trae una diferencia de 9 puntos con MORENA, con tan solo 6 semanas de campaña. Quienes saben del tema apuntan un cierre dramático en la elección. 

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