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- 12/04/2021
En Busca del Estado Perdido-La ciudad de las sombras
Después de un largo periodo de trabajo fuera del país, regreso a la capital de todos los mexicanos mi amada Ciudad de México.
Majestuosa, bella, señorial, me recibe como muchas ciudades mexicanas con sus grandes problemas: desabasto de agua, contaminación, tráfico, inseguridad, enormes zonas con colonias perdidas donde la ley que impera es la del más fuerte.
Mientras recorro mi camino diario hacia la oficina -transito gran parte de Paseo de la Reforma cruzando una de las colonias más destacadas, Polanco- en el trayecto me encuentro con la ciclo vía, usada por personas en bicicletas de la ciudad, trajeados, elegantes, trasladándose de un punto a otro, la mayoría de ellos “chavos rucos”. Más tarde, como en La Condesa reconocida por sus restaurantes de alta cocina y su famoso Parque México, lugar favorito de quienes tienen perros pues los dejan en libertad para que -afirman- se desestresen del encierro.
Escenas que me traen a la memoria mi natal Guadalajara -semejanzas guardadas- la zona de Chapultepec con sus bicicletas, los parques de la Colonia Providencia destinados para el disfrute de las mascotas. La ex. . .
Pareciere que la importación de estas alternativas urbanas propias de las metrópolis del primer mundo elevaría la categoría de nuestras ciudades dando soluciones a sus enormes conflictos.
Nos preocupa mostrar ciclo vías pero olvidamos -aparentamos hacerlo- que tenemos las peores vialidades, atestadas de tráfico, violentas e inseguras, mal iluminadas, con baches, pensamos que debemos de fomentar el uso de medios alternos de movilidad negándonos a reconocer que el principal medio de transporte es el automotor -propio o público- no construimos avenidas, vías rápidas, líneas del metro; queremos vernos como las grandes capitales del planeta tratando de esconder el polvo bajo el tapete.
Me dice mi hijo que me acompaña: “Se promueve el uso alterno de transporte para contaminar menos y generar una cultura de bienestar y salud”, cuestiono: ¿en chavos rucos? si ese fuera el fin, ¿por qué no hacemos este ejercicio de culturalización con niños incentivando el uso de este tipo de recursos de movilidad? ¿por qué las zonas de alta plusvalía son las beneficiadas?
Los parques para mascotas es un esfuerzo loable, pero en contraste en las zonas de mayores conflictos e inseguridad no hay suficientes lugares de esparcimiento para seres humanos -niños, jóvenes, adultos- o de plano ni siquiera existen y los pocos que encontramos están en el absoluto abandono; decimos que cuidamos de los seres vivos no humanos -animales- sin embargo es común localizar centros de peleas de perros, gallos y corridas de toros en la ciudad, incluso en las colonias de gran plusvalía, demostrando que la crueldad contra los animales no es propia de una condición económica.
¿Por qué no hay ciclo vías, bicis en renta o parques para mascotas en Iztapalapa, la Gustavo A. Madero, Ciudad Neza o en el caso de Guadalajara en la colonia Jalisco o Polanquito? Como me dijera mi querido amigo Flores: “porque esas zonas a nadie le importan”.
Las áreas metropolitanas del país se dividen en zonas de elite versus a las de abandono; quienes tienen la capacidad de gestión -por razones políticas, económicas o sociales- frente a los que no significan nada; las colonias del primer mundo contra la de los olvidados.
No hay el equilibrio de las europeas donde el uso de la bicicleta es complementaria a los mejores medios de transporte público del mundo, los parques para mascotas están en todas las áreas de la ciudad fomentando la convivencia de estas con sus dueños, claramente el espacio público es una conquista democrática de sus habitantes; en nuestro caso, las ciudades reflejan el apoderamiento de áreas cercadas -santuarios- para quienes tienen el poder contra el resto que vive bajo la fuerza de la violencia de la delincuencia impidiéndonos el uso y disfrute de las áreas de uso común.
Vivimos en las ciudades de las sombras, en donde la marginación y el ostracismo lo queremos borrar con destellos del primer mundo evitando dar solución a los profundos problemas metropolitanos, mostrando -folclóricamente- una realidad ajena a la ciudad.
Mientras tanto que los chavos rucos sigan simulando que aportan al medio ambiente.
ERP