En Busca del Estado Perdido-La ruta de México

En poco más de un mes tendremos la elección más importante en la historia de nuestro país, no por el número de candidatos sino porque en ella se está definiendo la ruta que habrá de tomarse como Nación.

La gravedad de los últimos acontecimientos nos invita a la reflexión: El Ejecutivo Federal ha mostrado un profundo desprecio por instituciones garantes de la democracia -incluso de las que permitieron su llegada a la Presidencia- los acusa de antidemocráticos deslizando la idea de exterminarlos; el INE y el TRIFE, en la cuerda floja.

Insultos y señalamientos al Poder Judicial, guardián de la Constitucionalidad, fiel a su prudencia no mete las manos, simplemente ha callado, quizá con ello otorgado, en realidad sabrá que tanto les saben; plantean violentar la Constitución extendiendo el mandato del Ministro Presidente, una clara interferencia a la independencia de la Corte. La pisotea. Lo grave, además de la invasión a un Poder, es que el Judicial es el vigilante de nuestros derechos fundamentales, sin éste lo que sigue es el juzgamiento público, que el Presidente decida quien es inocente o culpable, de regreso al medievo.

La violencia con una escalada inusitada, ciudades que en el pasado se presumían como seguras hoy día muestran un grado de descomposición incomprensible a los ojos del ser humano pero entendible por el abandono que el Estado ha hecho a su tarea de darnos seguridad. La crueldad de las imágenes que se nos revelan pareciere tomadas de las más obscuras mentes perversas. Jóvenes y familias completas desaparecidas o ejecutadas con víctimas de brazos. Discusiones que terminan a punta de balazos. El Estado ausente o en su caso coludido, los ciudadanos estamos desprotegidos, simplemente salir de casa cada día impone un alto riesgo, volver con vida es un triunfo. Gran parte del territorio nacional tomado por la delincuencia, nos debemos de cuidar del crimen organizado y del desorganizado -el que secuestra o el que roba el celular- las seguras autopistas ahora son un peligro, cada caseta representa una puerta para ser levantado.

La pandemia nos desnudó, mostró que nuestro sistema de salud no sirve, que la capacidad de reacción del gobierno ante una adversidad como ésta es nula, ineficiente. No hay medicamentos, no hay equipos, no hay hospitales, no hay médicos, las vacunas a cuentagotas. La estructura de salud pública simplemente es una ficción. Somos de los países de mayor porcentaje de mortandad. Somos una tragedia.

Quisiera escribir en positivo. No puedo, ¿de qué? El medio ambiente es de lo peor, la inseguridad a tope, la educación pública en la calle, el desempleo una pesadilla, sigue la mafia del poder, el crimen por doquier. De verdad me gusta ser positivo, pero tratándose del país no veo cómo.

El Presidente López Obrador gobierna con enojo. La rabia es patente en sus declaraciones, lo mismo va contra los abogados, médicos, Jueces, Ministros, periodistas, empresarios, ricos, multimillonarios, comerciantes, Gobernadores, Diputados: ¿Qué le hicieron? ¿Por qué un ser humano guarda tanto rencor contra tantos?

Por otro lado, una oposición desaparecida, los candidatos son tan malos unos como otros, la idea de gobierno y de servicio público se centra en los negocios siguiendo la ecuación de como enriquecerse en el menor tiempo posible.

El próximo 6 de junio se definirá el camino que habremos de tomar como país, tenemos en nuestras manos la posibilidad de enderezar el rumbo, -corrijo de encontrarlo- pues de seguir el sendero que se avizora difícilmente estaremos en condición de llamarnos República, mucho menos Estado Constitucional.

Los amplísimos márgenes en las preferencias electorales a favor de los candidatos de MORENA se han cerrado, hoy la oposición -a pesar de sus candidatos- tiene la franca posibilidad de ganar, el discurso Presidencial ha cambiado de la victoria absoluta al probable fraude en las urnas, señal que el afianzamiento lo tenemos a la mano: Un plumón y una boleta, simplemente hay que votar.

Me gustaría escribir en positivo.

Rincon.virgilio@gmail.com