¡Fuera cadenas!-Aires de independencia

Hace justo una semana, fui a litigar un amparo en materia penal con una jueza de distrito (jueza federal). Por detalles en los que no estimo necesario abundar (básicamente me hizo sentir que había sido presionada por la Fiscalía), le dije a la jueza: “¡eso me hace dudar de la imparcialidad de este tribunal!”, a lo que ella de inmediato corrigió y, en más de 3 ocasiones, me aseguró que “…no hay mejor momento para dictar sentencia en este asunto que ahora”. Esto lo dijo porque, a su decir, con la ministra Piña se espera tener menos presiones externas por parte de otras ramas del gobierno. 

Esta semana, me tocó litigar ante un magistrado federal y un juez federal, pero ahora en materia civil. Ambos me hicieron comentarios en torno a cómo durante la presidencia de Zaldívar sí se sabía sobre injerencias por parte de la Fiscalía sobre los jueces y juezas en materia penal. El magistrado, por su parte, me comentó que estaba muy contento con que la presidencia de la Suprema Corte estuviere ocupada por alguien de carrera y que conoce la importancia de la independencia de los tribunales frente a los entes políticos.

He reflexionado sobre estos comentarios, de estos hechos que me tocó ver, escuchar y sentir, y reafirmo que la presidencia de Zaldívar al frente del Poder Judicial de la Federación fue un muy mal momento para la independencia de los tribunales federales. La independencia de los tribunales frente a otros órganos del gobierno es esencial para la construcción de un Estado democrático. La idea de la democracia es la de evitar la acumulación del poder del Estado en una sola persona o institución. El poder judicial es el órgano encargado en resolver conflictos, imponer sanciones penales y determinar la regularidad constitucional del actuar del gobierno. Por esos motivos, la judicatura necesita ser independiente de los órganos del gobierno que acusan penalmente o emiten actos que pudieren ser contrarios a la Constitución. ¡Imagínense que Gertz sea tu acusador y al mismo tiempo el juez que resuelva sobre esa acusación!

Nuestra Constitución reconoce normativamente la independencia de los tribunales, mas esa independencia es tan fuerte o laxa como lo sean las personas encargadas de velar por ella. La primera encargada de ello es la presidenta de la Suprema Corte, pues también preside el Consejo de la Judicatura Federal. El consejo es el órgano encargado de administrar al poder judicial federal, ese órgano impone sanciones a los juzgadores, administra sus adscripciones en tal o cual lugar del país, y sus decisiones difícilmente son revisables por un tribunal. Es decir, a través del consejo se puede manipular indebidamente a los jueces y juezas federales para que fallen en un determinado sentido. 

Por los comentarios que he escuchado, en la judicatura se tiene la impresión de que, con la venia del ministro Zaldívar, el gobierno y la fiscalía presionaban a los juzgadores federales. Esto es sumamente desafortunado, mas suena lógico con el perfil del ministro a quién, en apariencia, le gustaba tener un diálogo más que amigable con las instituciones gubernamentales y de persecución de justicia federales. Incluso, hasta le gustaba tener una imagen políticamente favorable a su persona. 

Espero que se logre recuperar un poco de la independencia judicial que, por lo que parece, sí se perdió en los últimos cuatro años. Mi impresión es que, ahora mismo, sí se respiran aires de independencia en el Poder Judicial de la Federación.