Retrato Ormeta- La transparencia como pilar de nuestra democracia

Uno de los grandes logros de la transición democrática a inicios del nuevo milenio en México, fue justo el buscar tener un órgano autónomo al gobierno que se encargará de velar como tarea principal por la transparencia en el ejercicio de gobierno de todos los niveles y competencias de los órganos del Estado. Aprovechar la coyuntura de haber sacado de los Pinos al partido hegemónico que gobernó durante más de 70 años, significaba tener un velo de luz para construir instituciones sólidas democráticas que no sólo evitarán el derrumbamiento de la naciente época democrática, sino que cimentarán organismos que dieran herramientas a la ciudadanía para controlar al poder en turno. De ahí que, resultaba vital tener un órgano que brindara a la ciudadanía herramientas necesarias para tener acceso a información pública y de interés nacional.

Producto puro del famoso “Grupo Oaxaca” -grupo conformado por académicos e intelectuales que tuvieron como fin y producto una serie de puntos que eran necesarios para dar paso a la apertura democrática-, la necesidad de una institución pública que velara por la transparencia se convirtió en un punto toral para la consolidación democrática, tomando en consideración que la hegemonía del partido dominante residió en gran parte por ser opaco en el ejercicio del poder público, opacidad que resultó en corrupción, impunidad y falta de rendición de cuentas. Así es, la ciudadanía carecía de herramientas confiables que le permitieran conocer con certeza asuntos que atañían al servicio público, pues desde conocer la información respecto a los gastos de una dependencia de gobierno o el impacto que pudiera tener una política pública susodicha información estaba vetada para el conocimiento del ciudadano común.

Por ello, el garantizar información pública transparente para beneficio de la ciudadanía y de la democracia misma se vio plasmada en la promulgación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública para dar paso en 2003 a la creación del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI). La creación de este instituto fue un paso fundamental para que la ciudadanía pudiera solicitar información pública de interés público con la finalidad de crear una marea de rendición de cuentas por parte de los ostentadores de los cargos públicos y dotar a los ciudadanos para que tuvieran la información necesaria para evaluar el desempeño o actuar de sus representantes. El entonces IFAI, hoy Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) tuvo la misión de ser el pilar que garantizará el acceso a la transparencia y el derecho a la información pública para todas las personas.

Por tal motivo, buscar dejar inoperante al INAI conlleva al debilitamiento de la democracia y a la parálisis del derecho de información de la ciudadanía. El tema no es menor, si tomamos en cuenta que un mecanismo de control del poder es el acceso a información pública, el debilitar al organismo que vela por esta misión, necesariamente borra aquel mecanismo de control. En correlación, el derecho de la ciudadanía por la transparencia se ve mutilado al no garantizarse por una institución pública confiable y autónoma, por lo que, queda en el limbo acerca de qué órgano público deba garantizarlo, perdiendo una institución constitucional que justo su objetivo principal es garantizar dicho derecho.

No puede haber objetivo noble al destruir un pilar de la sociedad democrática. Aunque la retórica trillada suene convincente, el INAI es la lupa que da luz al ejercicio público para fortuna de uso de la ciudadanía.

Ormeta: Vaya paliza le están poniendo los y las ministras de la Corte al famoso Plan B. Buena noticia para la República.