¡Fuera cadenas!- El derecho fundamental a la posesión de armas

¡Fuera cadenas!- El derecho fundamental a la posesión de armas

21 muertos, 19 niños y 2 profesores es el saldo que arrojó el tiroteo del martes pasado en la escuela primaria Robb Elementary School en Uvalde, Texas. Esta masacre se suma a una interminable lista de tiroteos que acontecen cada cierto tiempo en Estados Unidos. Éste resulta ser el tercer tiroteo estadounidense sonado en el último mes, sumándose a aquellos sucedidos en Buffalo, Nueva York, y en Laguna Woods, California. 

Al igual que en todos los tiroteos anteriores, se reabrió en ese país el debate sobre la regulación de la venta de armas al público. Este debate en particular enfrenta a dos grupos que cada vez se radicalizan más y, por lo que aprecio, no encuentran un punto medio en el cual convengan sus diferencias. El impasse en el que los estadounidenses se encuentran no es fortuito, sino que es resultado del punto más débil de la democracia y que nuestros vecinos del norte no han sabido cómo solucionar.

La National Rifle Association, NRA (la asociación nacional de rifles) debe ser la asociación comercial y de lobby político más influyente que existe en la unión americana. La NRA es la asociación que abandera la protección a la segunda enmienda de la Constitución estadounidense, pues, a su juicio, allí se consagra el derecho fundamental de los norteamericanos para poseer armas. Incluso, su postura política va al extremo de sostener que ese derecho no puede restringirse de forma alguna.

La NRA impulsa las candidaturas electorales de diversos actores políticos, en su mayoría del partido republicano. Por tanto, no es de sorprender que los Estados controlados por ese partido político sean los más laxos en cuanto al control de la venta de armas de fuego. Eso también explica la razón por la cual en el Congreso de los Estados Unidos no se apruebe por parte de los representantes de ese partido político legislación alguna que tienda a la regulación de la posesión de armas.

El grado de influentísimo por parte de la NRA ha llegado al punto de lograr que se reconozca por el sistema jurídico norteamericano que la posesión de armas es un derecho fundamental contenido por su Constitución cuando ello no es siquiera el caso. La segunda enmienda consagra un derecho que lejos está de tutelar la posibilidad de que los individuos posean armas. Esa enmienda literalmente dice lo siguiente: Una milicia adecuadamente regulada es necesaria para la seguridad de un Estado libre, por lo que el derecho a poseer armas no será infringido

La Constitución de Estados Unidos de 1789 se aprobó en un momento cuando los Estados temían que el gobierno federal los ahorcara y dejara sin libertad alguna, por tanto, se consagró la segunda enmienda. De su propia letra y conforme a lo que algunos juristas norteamericanos han dicho, esa enmienda establece la necesidad de que los Estados mantengan una milicia con gente adecuadamente armada para garantizar su libertad frente a las intervenciones de la federación. 

Por tanto, la enmienda no fue pensada como un derecho para que los individuos posean armas sin limitación alguna. Sin embargo, hoy en día se entiende que esa enmienda garantiza que cualquier persona pueda adquirir armas de fuego y, lo que es peor, sin límite. Esto último es de llamar la atención, pues gracias a esa postura, ya hay gente que cree que el derecho a poseer no puede ser restringido ni regulado de forma alguna. Los derechos tienen límites, y el hecho que se regule el ejercicio y disfrute de los derechos no es contrario a la Constitución, sino que es deseable para mantener el orden. No obstante, hoy la NRA ya logró su cometido: que la sociedad considere que el derecho a poseer armas no tiene limite alguno. 

¿Dónde está el punto débil de la democracia? Precisamente en que los grupos de interés y lobby pueden corromper la interpretación de los derechos y la Constitución para acercarla a sus intereses particulares. Los estadounidenses dejaron pasar las oportunidades para, mediante la deliberación política, prevenir la proliferación de las armas al público sin límite alguno. Hoy tanto ellos como nosotros estamos pagando las consecuencias; ellos con los tiroteos tan recurrentes que sufren; nosotros, con las armas proporcionadas al narcotráfico. 

osd

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