¡Fuera cadenas!-Jugar con fuego quema

¡Fuera cadenas!-Jugar con fuego quema

El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue increpado en la semana por la hija e hijo de Alejandra Cuevas. Cuevas se encuentra dentro de prisión por un delito que no cometió: supuestamente haber cometido un homicidio culposo, pues —a decir el fiscal Gertz Manero— no cuidó adecuadamente al esposo de su mamá —quien era hermano del fiscal Gertz— y, por tal, falleció. Ha trascendido en medios que el fiscal Gertz ha solicitado contraprestaciones a cambio de soltar las acusaciones en contra de la hija de su cuñada: un acto de corrupción. Por tal, este asunto ha manchado la reputación del fiscal general y pone en entredicho su integridad para poder ocupar ese cargo.

La señora Cuevas promovió su demanda de amparo en contra de la orden que se le impuso de permanecer en la cárcel mientras se continúa con el procedimiento penal que se sigue en su contra. Desafortunadamente, en México tenemos un sistema que es tan perverso que, con pruebas mínimas, se te vincula a proceso y en automático —dependiendo del delito— se te impone una medida cautelar —que de cautelar no tiene nada— llamada “prisión preventiva”. Con la prisión preventiva, estás dentro de la cárcel durante proceso penal en el que se te va a juzgar por la comisión de un delito; olvídense de la presunción de inocencia: te vinculó a proceso y te pongo cárcel automática… no importa que aún no se te declare culpable.

El caso es que un juez de amparo en primera instancia —un juez federal— le otorgó a la señora Cuevas la protección constitucional en contra de la vinculación a proceso, pues consideró que no había elementos suficientes que justificaran que la señora fuere vinculada a ese proceso penal. Por tanto, con menor razón había razones o pruebas para que la señora fuere ingresada a una penitenciaria con motivo de la llamada prisión preventiva. En contra de esa determinación, la fiscalía de la Ciudad de México —el homicidio no es un delito federal, sino local— promovió un recurso; tal recurso toca conocer a un Tribunal Colegiado. Los Tribunales Colegiados son tribunales federales y son los supriores jerárquicos de los jueces de distrito. Los llamados “Colegiados” se integran por tres magistrados —de ahí que se llamen colegiados—, y cada uno de ellos propone a los otros dos magistrados aproximadamente 9, 10 o más proyectos de resolución semana a semana. Cada semana, el tribunal “sesiona” los proyectos que cada unos de los magistrados y magistradas propone al “pleno”, los proyectos de resolución se resuelven por mayoría o unanimidad. Por la carga de trabajo, la resolución de un asunto en un Colegiado puede tardar seis meses o más —aunque hay ciertos Colegiados que resuelven en una o dos semanas, pero son las excepciones—. 

Con lo que les conté en el anterior párrafo les quiero transmitir que es muy predecible el funcionamiento de un Colegiado, pues ya sabes que, cuando un asunto se publica para sesionarse, lo más probable es que ya por fin se resuelva en definitiva. Bueno, el asunto de la señora Cuevas ya se había “listado” —se dice así porque los asuntos que se van a resolver en una determinada sesión se publican en una lista—. Incluso, según ciertas fuentes, el proyecto de resolución venía en el sentido de que se confirmara el amparo otorgado por el juez de distrito; esto es, la señora Cuevas resultaría libre.

Al mero estilo de los abogados huizacheros, el fiscal Gertz Manero solicitó por su propio derecho —esto es, no así en su calidad de fiscal general— a la Suprema Corte que “atrajera” el asunto. Los asuntos pueden ser atraídos por la Corte cuando estos revisten de características de importancia y trascendencia jurídica. Este caso en particular, a decir verdad, no reviste ninguna importancia ni trascendencia jurídica; tendrá importancia política por el escándalo que se ha generado alrededor por el conflicto entre el fiscal Gertz y su familia política, pero eso no es razón para ser atraído por la Corte. El caso es que el presidente de la Corte, el ministro Zaldívar, cayó en el juego del fiscal Gertz y solicitó al Colegiado que se abstuviere de resolver ese asunto de la señora Cuevas que, como ya les dije, estaba listado para resolverse, para que fuere la Corte quien lo resolviere. Es decir, era inminente la resolución de ese asunto —con buenas esperanzas para la señora Cuevas—, pero la Corte dijo: “yo resolveré ese asunto, así que tú, Colegiado, no puedes resolverlo ya”. 

La Corte, especialmente el ministro Zaldívar, ha recibido muchísimas críticas por su forma tan poco ortodoxa de actuar. Esta semana, la hija e hijo de la señora Cuevas increparon en la Universidad Iberoamericana al ministro Zaldívar por su actuar, insisto, tan poco ortodoxo en el asunto de su madre. Y es poco ortodoxo porque jamás un presidente de la Corte había solicitado la atracción de un asunto donde los intereses personales del fiscal general se encontraran inmiscuidos, y menos cuando ese asunto se encontrara a punto de ser resuelto. Menos ortodoxo aún es que el ministro presidente de la Corte usara en diversas ocasiones tanto sus cuentas personales de redes sociales como las poco usuales conferencias de prensa para justificar la decisión política de atraer el caso de la señora Cuevas. El mismo ministro Zaldívar dijo con todas sus letras que el asunto había sido atraído por la trascendencia política del asunto y, según refirió, para cuidar a las instituciones. Incluso con su filia por las redes sociales, el mismo ministro reconoció sin querer que en la Corte no se cumple con la misma ley: la Ley de Amparo ordena que todo tribunal de amparo —como es la Corte— debe dictar acuerdos en un plazo de 24 horas; el ministro Zaldívar, al tratar de decir que la Corte no actuó de manera diferenciada o especial en este asunto, dijo que el asunto de Cuevas fue asignado dentro del plazo de 10 días a un ministro para que elabora el proyecto de resolución.

¿Qué es lo peor de todo esto? El mismo ministro Zaldívar ya mostró su enfado tanto con la forma en que se le increpa y se le cuestiona su actuar tanto por la hija e hijo de la señora Cuevas, así como por los diversos medios de comunicación del país. Esto es, al ministro le gusta salir a medios a exponerse, pero no le gusta ser expuesto. El ministro juega con fuego, pero no le gustan las consecuencias. Somos un país democrático donde se reconoce la libertad de expresión: la libertad de expresión es para incomodar; si no incomodara, no existiría ese derecho. También, se pone luz a todos esos acuerdos oscuros en una democracia. Esto evidentemente no gustará a quienes sean involucrados. Defendamos a la democracia, defendamos a la Constitución, es indignante que el representante del poder que debe proteger a la Constitución se preste a solapar las irregularidades de los arbitrarios. 

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