Reflexiones del galeno-Te juro que no estoy bien

Puede que lo que diga a continuación sea muy obvio, pero estar enfermo no es cómodo. Uno se siente mal, quiere dormir todo el día, siente que le explota la cabeza, el estómago, las articulaciones, se puede tener fiebre o diarrea entre un sinfín de otros síntomas. Todos hemos estado enfermos y sabemos que haríamos lo posible para recuperarnos y estar mejor… bueno, no todos. 

Dentro del hermoso mundo de la mente humana existe una condición llamada “Síndrome Munchausen” (o trastorno facticio) en la cual la persona afectada intentará hacer creer a las personas de su alrededor y a profesionales de la salud de que se encuentra enfermo. Cabe destacar que esto será sin la necesidad de una ganancia secundaría, es decir, no buscan evadir alguna responsabilidad u obtener un beneficio económico. Esta condición origina de un barón alemán que vivió en los 1700’s, el buen Karl Friedrich Hieronymus era conocido por contar historias y anécdotas ligeramente exageradas lo que llevó al autor Rudolf Raspe a crear una obra literaria basada en este personaje histórico, solamente que en esta obra el barón realiza aventuras extraordinarias como volar sobre balas de cañón, viajar a la luna, pelear con osos, etc., usted sabe, cosas que uno hace habitualmente en su día a día. 

Con base en este personaje, se llevo a nombrar este trastorno mental debido a que quien lo sufre vive con una necesidad de simular una condición grave con el fin de asumir un rol de persona enferma. Suelen buscar atención siendo un “misterio médico” en múltiples hospitales, con múltiples médicos, pueden llegar a mentir en su historial clínico, presentar síntomas inespecíficos o que no son compatibles unos con otros, estos síntomas empeoran a pesar de utilizar abordajes terapéuticos habituales, se realizan pruebas de laboratorio, radiografías, resonancias magnéticas, cirugías y todo lo que pudiera alcanzar a un diagnóstico al que nunca se llegará. Las personas con esta condición pueden estar en riesgo debido a que en ocasiones intentarán empeorar su pronóstico infectando heridas o líneas intravenosas con el fin de extender su estancia intrahospitalaria. Al no encontrar una razón por la cual la persona esté en dicho sufrimiento se pudiera llegar al diagnóstico de trastorno facticio, aunque por desgracia los pacientes lo negarán, pudiéndose convertir en un evento hostil, llegar a demandas, y finalmente buscar un nuevo centro de atención para iniciar todo nuevamente.

Desafortunadamente, esta condición tiene una variante llamada trastorno facticio por poder o impuesto a otro. En estos casos no son ellos quienes buscan sentirse enfermos, sino que alguien más es quien debe estar enfermo. Suele describirse como padres con una obsesión por sentirse necesitados, de ser reconocidos por los demás como personas que ayudan, que cuidan y recibir palabras de aliento o apoyo de sus pares. ¿Qué mejor manera de buscar simpatía de las personas que teniendo un hijo enfermo? Estas personas suelen maltratar, herir o infectar a sus hijos, e incluso llegar a alterar máquinas de soporte vital, llenar de heces una vía intravenosa o agredirlos dentro del hospital con tal de cumplir con este fin. Debería ser fácil identificar este fenómeno, sin embargo, cuando llega una mamá preocupada a urgencias con su hijo en una mala condición es difícil que lo primero que pensemos es que su familia la haya hecho daño. Sin embargo, puede llegar a ser mortal para uno o varios hijos en caso de no reconocerlo de forma efectiva.

Afortunadamente, este tipo de enfermedades no son comunes, se ha reportado que un 1% de los pacientes hospitalizados o hasta 6 personas por cada 100,000 pacientes. Por otra parte, al ser una condición rara no se ha dilucidado la fisiopatología de la enfermedad o un tratamiento adecuado, aunque por la naturaleza misma de quien lo vive, nunca aceptarán que tienen una enfermedad y estas personas continuarán su eterna búsqueda por alguien que pueda brindarles un fin para sus males.