Retrato Ormeta El despertar ciudadano a la defensa del INE

El pasado domingo, miles de personas salieron a las calles a marchar bajo la bandera de la defensa del órgano administrativo electoral (INE). Las imágenes eran impresionantes, ríos de personas se aglutinaron alrededor del mítico monumento del Ángel de la Independencia no sólo para mostrar su malestar por la reforma electoral impulsada desde el poder en detrimento de la democracia sino también la aglomeración hizo sentir su molestia ante los reiterados ataques del presidente de la nación a las instituciones de nuestro país. Esto es, la marcha tuvo como principal fin mostrar descontento ante la intentona de tomar por asalto a las autoridades electorales, pero también fue un evento que demostró que hay un gran número de ciudadanos que no comulgan ya del todo con los mandatado por la autodefinida 4T.

Vaya golpe ciudadano le asestaron al ego presidencial por varias razones. Primero, la marcha no fue convocada por ningún político ni por ninguna fuerza política, fue una convocatoria plenamente organizada por la ciudadanía con un fin en específico; situación que demostró que las calles no son para ser llenadas por líderes partidistas y también echo por la borda aquella falsa mentira de que sólo las calles sirven para protestar cuando los temas se ajustan a la agenda de izquierda. Esta marcha fue llevada a cabo por ciudadanos de a pie y el tema fue coyuntural teniendo en cuenta que la reforma electoral busca florecer, lo que apunta a que los ciudadanos salieron a ejercer su derecho a la protesta justo para mostrar su descontento ante esa intención gubernamental. Tan había un malestar generalizado, que los mismos partidos de oposición se tuvieron que subir a esta convocatoria para mostrar solidaridad al sentimiento ciudadano.

El Presidente y su circo de abyectos pensaron que sólo ellos tenían derecho a utilizar las calles para protestar, derecho ejercido sólo bajo la consigna del líder iluminado que presume de su poder de convocatoria. Sin embargo, la ciudadanía dio un manotazo en la mesa, pues con su organización en redes y bajo el auspicio de varias organizaciones civiles lograron que miles de personas asistieran por primera vez en el sexenio, a salir a las calles a expresar su descontento contra un Presidente que durante todo su mandato ha hecho lo que le viene en gana. Al grito de defensa del INE sumado al descontento por las acciones presidenciales, los ciudadanos levantaron la voz en contra de una reforma electoral que amenaza la autonomía de una institución fundamental para la vida democrática del país, reforma impulsada desde el púlpito presidencial para socavar a nuestra joven democracia y regresarla a la época de la prehistoria de la hegemonía del partido único del siglo pasado.

La marcha ciudadana fue un paso importante para despertar ese sentimiento cívico que casi siempre se encuentra apagado entre los mexicanos. Fue una participación con una consciencia extraordinaria acerca de los peligros que implica una reforma electoral que busca a titulares de las autoridades administrativas que sean electos por voto popular. Esto es, entre la ciudadanía hay un sentimiento de protección hacia una autoridad que costo muchas décadas ir construyendo, una institución que nació como respuesta al autoritarismo del partido único, un instituto que fue un parteaguas para la transición del poder y el acceso de la oposición al mismo. La marcha representó justo eso, el peligro que implica debilitar al árbitro central de las elecciones, árbitro que costó mucho tiempo delinear y que resulta fundamental para la organización de elecciones que garantizan el acceso al poder.

Que alegría ver a la ciudadanía tomar las calles para protestar y salir a expresar su malestar hacia una reforma electoral que resulta regresiva y dañina para nuestra joven democracia. Espero que la ciudadanía siempre salga a tomar las calles para expresar su sentir, así como espero que la ciudadanía se convierta en ese contrapeso político que tanto hoy clama nuestra situación política… Si la oposición ha brillado por su ausencia durante todo el sexenio que la ciudadanía emerja como el freno al desbordado poder presidencial.

Ormeta: La ministra Piña levanto la mano para buscar presidir al máximo órgano jurisdiccional del país… Y a pesar de tener pocas simpatías de sus colegas para que la apoyen en su meta, lo que queda claro es que, la ministra es la voz disidente de los juristas judiciales de carrera que no están de acuerdo con la actual gestión del ministro Zaldívar y que buscan a un presidente de la Corte con un perfil distinto al actual…

CAL