Retrato Ormeta – El retorno de la estrecha relación entre México y Cuba

Retrato Ormeta – El retorno de la estrecha relación entre México y Cuba

México y Cuba han tenido una relación fluida e intrínseca a lo largo de la Historia. Como olvidar cuando el régimen duro del PRI, en los años de plenitud del presidente López Mateos, liberó de la cárcel mexicana a un joven con carácter guerrillero que andaba reclutando fondos y armas en las costas del Golfo de México para emprender su futura lucha en una isla caribeña. Una anécdota que llenaba de orgullo a la vieja casta del tricolor era cuando señalaban que Fidel Castro al ser liberado de la prisión, pudo tener la libertad para emprender su viaje de regreso a su tierra natal para buscar derrocar al tirano Batistuta. Un dato nada menor, si tomamos en consideración que aquel joven Castro con los recursos que logró juntar en tierras aztecas, le fueron suficientes para incrustarse en la sierra cubana y montar su cuartel Moncada, cimientos que a la postre le garantizarían no sólo el éxito militar al derrocar a Batistuta, sino también le ayudaron a incrustarse por primera vez en el poder cubano.

Fidel Castro fue agradecido, jamás hubo una crítica internacional por su parte a la “dictadura perfecta” mexicana encabezada por el PRI, más aún, la isla cubana se convirtió en su socio político importante en la región y en un contrapeso necesario con el que México jugaba estratégicamente para negociar en mejores términos con Estados Unidos. En efecto, luego de que los estadounidenses levantaran el embargo a la isla cubana para efectos de aislarla tanto políticamente como económicamente por declararse un gobierno con tendencias socialistas bajo la guía de la extinta nación soviética rusa, el gobierno mexicano decidió pronunciarse en contra del embargo y en contra de intervenir en los asuntos internos de Cuba. Esta posición, le permitió a México jugar como defensor de la isla caribeña bajo la premisa de que Estados Unidos buscara ser más laxo negociador con los mexicanos en otros rubros a cambio de que el gobierno mexicano no fuera tan defensor de los cubanos y apoyara más las medidas adoptadas por el país de las barras y las estrellas.

La relación se mantuvo fluida hasta la llegada de Vicente Fox al poder, pues hasta ese momento Cuba se había beneficiado de tener un socio muy importante en la región que no lo dejaba completamente aislado del continente y México supo sacar jugo de su postura de Cuba no sólo para mostrar autonomía frente al gigante vecino del norte, sino que también jugo estratégicamente su postura cubana para obtener mejores tratos frente a los estadounidenses. Sin embargo, con la llegada de Fox se rompió esa autonomía para plegarse completamente a los designios de Washington, pues el titular del Poder Ejecutivo mexicano mostro su antipatía personal hacia Castro llevando la relación México-Cuba hasta la inminente ruptura. Es cierto que Fox sentía más simpatía por Bush y una marcada repulsión hacia Castro, relaciones personales que se transmitieron a las relaciones entre Estados porque mientras el panista aceptaba los designios de Estados Unidos sin chistar, prácticamente rompió relaciones con la isla cubana.

Acabado el sexenio de Fox, las relaciones entre estos dos países volvieron a retomarse, aunque no con la misma cercanía ni con los mismos intereses en sostenerla porque el partido hegemónico mexicano estaba fuera del poder y la geopolítica había cambiado. Así es, el cambio democrático en México trajo consigo la bocanada de oxígeno del respeto a los derechos humanos, así como la relación con Estados Unidos se circunscribió a temas de seguridad y asuntos de migración; mientras que Cuba era comandada ya no sólo por Fidel –quien ya tenía una edad avanzada-  sino por su hermano Raúl que concentraba más el poder aun a costa de vulnerar los derechos humanos de sus gobernados. De tal forma que, México ya no encontraba interesante la relación con Cuba, sumado a que los intereses internos de cada país divergían demasiado para que se volvieran a alinear en la arena internacional.

Sin embargo, el actual gobierno que encabeza López Obrador ha retomado el acercamiento con el heredero de los Castro de una forma tan estrecha que recuerda las viejas añoranzas priistas. Sí, no es que ambos gobiernos se hayan acercado por tener posturas de izquierda, pues el resultado de esta relación es producto de que ambos han sacado jugo político del acercamiento porque el dictador cubano Díaz-Canel, al acercarse al gobierno mexicano, salió del terrible aislamiento en que lo tenían tanto la OEA como Estados Unidos y ha recibido mucho apoyo internacional por parte del actual gobierno mexicano. Mientras López Obrador quiere volver a jugar la relación con Cuba para negociar con los norteamericanos en mejores términos y sobretodo, abrió la posibilidad para que la isla caribeña pueda convertirse en un lugar de retiro al terminar su sexenio, lugar atractivo en donde no vale la extradición a los Estados Unidos. 

Ormeta: Es cierto que el gobierno va a empujar una reforma judicial para imponer la austeridad republicana en el Poder Judicial, similar a lo que le está sucediendo al INE. Y todo porque no hay buena relación entre la ministra presidenta Piña y el presidente López Obrador.  

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