Breve, pero a fondo-AMLO y su Consejo de Seguridad

México llega en un momento oportuno a la presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, justo cuando el mundo entero enfrenta retos formidables, tres de ellos de gran envergadura y difíciles de sortear: los efectos de la pandemia del SRAS-CoV-2, la amenaza del cambio climático y la reactivación de la cadena productiva, que en muchos sectores se encuentra interrumpida, provocando estancamiento y crisis en economías nacionales.

Por supuesto que hay otros temas de gran calado que requieren de la cooperación internacional para su solución, entre estos, la trata de personas y el relacionado con el manejo adecuado y en respeto irrestricto de los derechos humanos del fenómeno migratorio. También lo están el tráfico de armas, drogas y corrupción.

Desde ayer, México preside el Consejo de Seguridad y a lo largo del mes impulsará acciones en estos temas torales, al que se sumaría el papel de mujeres y niñas en conflictos armados. “México asume la presidencia del Consejo de Seguridad poniendo el bienestar de las personas como la prioridad sobre la cual habremos de estar trabajando”, señaló Juan Ramón de la Fuente, representante permanente de México ante las Naciones Unidas.

Esta es una gran oportunidad que no se debe de desperdiciar, mostrar al mundo que México tiene no sólo la capacidad, sino las agallas para encabezar con éxito este mecanismo, y desplegar una diplomacia congruente y equilibrada, la que a través de los años, le ha ganado prestigio y estatura.

Si bien es lógica la crítica a México por la forma como está abordando temas como el de la migración, el respaldo que Estados Unidos ha mostrado al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador por el manejo, de alguna forma complaciente del fenómeno, es una realidad. El apoyo al programa estelar del gobierno de México, Sembrando Vida, es sólo un ejemplo.

Ya el mandatario mexicano ha desairado diversos foros internacionales, incluyendo reuniones del G-20 o de la COP26 sobre el Cambio Climático, y su ausencia cubierta por alguno de sus secretarios de Estado.

Esta vez, no renunció a estar presente en un evento que lo pondrá en los reflectores de la atención internacional. Encabezar un acto en la ONU no es cosa menor, y mucho menos, que su sede esté en Nueva York. Estar en un foro en el que se abordarán temas que estarán en la palestra de la discusión en los próximos meses, es un platillo difícil de rechazar, y así al parecer lo considera el propio presidente López Obrador.

Será interesante escucharlo en su intervención del próximo 9 de noviembre, justo en una semana, cuando fije posiciones sobre los temas que más preocupan al mundo, y aproveche para promocionar sus programas sociales y su estilo de gobierno como panacea para resolver los grandes desafíos que enfrentan muchas de las naciones del planeta.

Mientras esto sucede, el canciller Marcelo Ebrard, se codea con los líderes del mundo en Roma, en el marco de la reunión de los Jefes de Estado y de Gobierno de las 20 naciones más industrializadas del planeta, lista en la que México está incluido.

No le pudo llegar en un mejor momento este encuentro al secretario de Relaciones Exteriores, quien se veía a un palmo de cuerpo atrás de Claudia Sheinbaum –quien considera que México ya está preparado para una mujer presidenta–, en la conquista de las simpatías populares rumbo a la candidatura presidencial por Morena.

Estar junto a los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden; Francia, Emmanuel Macron, y de Argentina, Alberto Fernández, y de la poderosa Canciller alemana, Angela Merkel –y ahí están las fotografías, tomadas por su equipo de comunicación, como testigo—, no es cosa menor, y de alguna forma catapultan su imagen y sobre todo la querencia de su jefe, el presidente de México.

Vienen nuevos episodios en la trama de la política mexicana, pero también de su presencia en el escenario internacional. Estar en la sede la Organización de las Naciones Unidas y ser el protagonista, es una oportunidad de oro para mostrarse al mundo y esto no la dejará escapar el presidente López Obrador.

Apunte final: Buscar la paz mundial es, sin duda, un objetivo loable, pero más lo es garantizar la tranquilidad y la seguridad en casa. Ese sería un gran punto de partida.