Breve, pero a fondo-Calma chicha

Para donde voltees, para donde mires, las cosas no se ven bien, a la gente se le nota preocupada, con desesperanza, de mal humor, y no es para menos. Las soluciones a los grandes problemas sociales parecen no estar en ningún lado, de hecho, parece que no existen. Hay una calma chicha, como decimos aquí, un ánimo dormido, reprimido, que en cualquier momento puede estallar, y para el enojo social no hay vacuna alguna que alivie, que no sean acciones que les permita tener lo que tenían, cuando menos, que es mucho, un trabajo que les permita llevar lo necesario al hogar.

Y así, en este ambiente, ya pasó un largo año con la pandemia del Covid encima de todos nosotros, y no se visualiza otra cosa que la incertidumbre. Las vacunas para contrarrestar el virus que avanza sin tregua reclamando cientos de vidas cada día, aún es un sueño para millones.

Por si fuera poco, los esfuerzos de la clase política están lejos de ocuparse de lo sustancial, de lo que necesita la gente en este momento de zozobra, de pesar, de incertidumbre. La estela de muertes por el Covid no vale ningún esfuerzo. Todos los partidos políticos están concentrados en un proceso electoral que les permita tener una tajada del poder de gobernar. Miles de spots escuchamos todos los días, ofreciendo de todo, puras promesas, mientras que la realidad aplasta a la mayoría.

Sólo entre febrero y mayo de este año, los partidos políticos recibirán para gastos de campaña más de 7 mil millones de pesos para las elecciones intermedias, cuando se renovarán más de 21 mil cargos de elección popular, incluyendo 15 gubernaturas y los 500 diputados federales. Sólo Morena tendrá en su bolsillo casi 2 mil 200 millones de pesos.

México tendría que estar afinando, detallando y puliendo, políticas sociales, que rescaten al país del hoyo en el que se encuentra, en mayor medida, sin duda, por los efectos de la pandemia que paralizó sectores productivos enteros, llevando a la quiebra a miles de negocios en todo el país, y la pérdida de igual número de empleos.

Es una tragedia que en este momento cuando se debe alimentar la unidad para rescatar al país, la política esté concentrada en un proceso electoral, donde el encono, la revancha y la búsqueda del poder, sea la nota de todos los días. Mala suerte, los partidos políticos no hablan de aliviar el dolor que viven millones de mexicanos, sino de cómo ganar el voto de una ciudadanía golpeada y menospreciada.

Echan mano de toda su creatividad para elaborar frases sugestivas que les permitan atraer a los votantes, no para generar propuestas viables, de pronta aplicación para detonar la productividad que se necesita para generar los empleos necesarios para todos.

En lugar de iniciativas, frases electorales de los partidos: PAN, Acción por México, PRI, el partido de México; Morena, la esperanza de México; y PRD, el sol sale para todos. Así las cosas, sin más remedio que escuchar y ver en todos lados las ingeniosas promesas de los partidos en un país que reclama acciones eficaces para superar el golpe mortal de la pandemia del Covid.

Ya ni pensar en la crisis humanitaria derivada de la migración de miles de centroamericanos que buscan llegar a través de México a Estados Unidos, donde prácticamente se selló la frontera. Esto se suma al caos que en muchos sentidos vivimos a diario.

Pero en este episodio de crisis, quienes nuevamente se convierten en los grandes héroes son nuestros connacionales que trabajan con entusiasmo, imaginación, valentía y coraje, en alguno de los 50 estados de la Unión Americana. La muestra, la que no falla, es esa cifra monumental de millones de dólares que envían al país.

Solo chequen el dato: el flujo de los últimos 12 meses de remesas registró 41 mil 725 millones de dólares en febrero, 4 mil 885 millones más que hace un año, y estos son datos del Banco de México. Cifra histórica.

Esta, es una buena noticia entre las cientos de malas, pero mientras llega el milagro, el de la reactivación efectiva de nuestra economía, la sociedad entera trata de sobrevivir, en una calma chicha que puede convertirse en una tormenta social.