Breve, pero a fondo-Ken Salazar, el vaquero de EU

Breve, pero a fondo-Ken Salazar, el vaquero de EU

Desde su llegada a México, Ken Salazar marcó su propio estilo, uno franco y abierto, peculiar. A menudo se le ve luciendo sobrero y botas vaqueras, o paseando por algunos de los sitios más emblemáticos del país, incluyendo la Basílica de Guadalupe. Casi siempre viste pantalones vaqueros.

Su origen le permite conocer la idiosincrasia del mexicano, lo que sin duda le permite hacer frente a la compleja relación histórica entre México y Estados Unidos.

Desde su designación en junio pasado como representante del gobierno de Washington y tras su llegada a México días después, se sintió como en casa. De inmediato comenzó a recorrer el país, a establecer contacto con personajes de la política mexicana y sumergirse en los asuntos que comparten ambos países: seguridad y migración, entre los más relevantes.

El propio embajador se dice orgulloso de ser un mexicoamericano, que canta “México lindo y querido”, y que ya hasta sueña en español, idioma que habla con cierta fluidez, en un acento que detona empatía.

A pesar del corto tiempo que lleva como embajador, el trabajo no le ha dado tregua. La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ya estuvo en México, así como los secretarios de Estado, Antony Blinken, y de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas. También, el fiscal general, Merrick Garland; el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, y el director senior para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Juan Gonzalez.

Apenas ayer acompañó a John Kerry, enviado especial del gobierno estadounidense para el Cambio Climático, quien constató la aplicación y desarrollo del programa Sembrando Vida, en Palenque, Chiapas.

A Kenneth Lee “Ken” Salazar, es común verlo sonriente, de buen ánimo, aunque ya ve en el firmamento algunos temas que podrían generar discrepancias en la relación bilateral. No hay que olvidar que ya se desempeñó como secretario de Interior en el gobierno del presidente Barack Obama, puesto en el que gestionó los recursos naturales de Estados Unidos y la administración de los parques nacionales.

Él mismo se considera un hombre de experiencia en los temas de energía y del cambio climático. Esto no es menor, ya que esto lo coloca como un defensor a ultranza del medio ambiente y del desarrollo de las energías limpias.

Hace unos días, confirmó que no sólo sigue de cerca el proceso relacionado con la reforma eléctrica que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que trata de entenderla, porque afecta los intereses de Estados Unidos.

“Ahora estoy queriendo saber más y entender, porque es negocio de México, es una soberanía, pero por lo tanto afecta los intereses estadounidenses aquí, entonces por eso estoy aprendiendo más de esto que es complicado”, declaró Salazar, en una reciente entrevista.

Hasta ahora, todo camina por la vereda del diálogo, pero la idea del presidente mexicano de apostar por el carbón y el petróleo para generar energía no tarda en llevar la relación por la senda del roce y la confrontación.

Si bien John Kerry le expresó su espaldarazo a López Obrador por su estrategia para generar empleos sembrando arboles frutales y maderables tanto en el sur del país como en naciones centroamericanas, esto podría cambiar si las políticas para detonar el desarrollo no muestran un giro radical hacia la protección del medio ambiente. El embajador Salazar se ha mostrado como un gran negociador, y así comienza a ser reconocido. Su capacidad para organizar los encuentros de alto nivel ya quedó demostrada.

Pero también hay otro tema que no lo ha dejado pasar, y tiene que ver con los intereses de las empresas ferroviarias afectadas por bloqueos en Michoacán, principalmente la Kansas City Southern México (KCSM).

Hace unos días se reunió con los líderes de empresas ferroviarias y portuarias para dialogar sobre sus operaciones y el comercio entre México y Estados Unidos. El tema ya debe estar en las prioridades del embajador Salazar, y sin duda, en el radar del gobierno mexicano, que tendrá que actuar para liberar las vías férreas y evitar así malentendidos con su aliado como calificó López Obrador la relación con Estados Unidos, o la de su partner como la definió Salazar al hablar de la amistad con México.

La relación entre los dos países vecinos es compleja, por decirlo de alguna manera, indivisible y benéfica en muchos sentidos, y el embajador Ken Salazar tendrá un rol relevante en este momento histórico por el que atraviesan ambas naciones. Ojalá y no llegue a perder la sonrisa que le caracteriza al lidiar con los temas difíciles que comparten México y Estados Unidos. Hasta ahora, ha demostrado habilidad política, pero sobre todo destreza diplomática.

Apunte final: El buen amigo es quien te acompaña en los momentos aciagos, no en los espasmos de gloria.

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