En busca del estado perdido-Ministros electos

Los Estados constituyen la Unión Mexicana, están representados por los Senadores.

La función esencial del Senado es vigilar que los actos de los integrantes de la República sean acordes al esfuerzo común para conservarla, teniendo para ello poderosas facultades como la de declarar cuando hayan desaparecido todos los poderes constitucionales de una entidad federativa y nombrar funcionarios provisionales. Por ejemplo, si un Estado decide separarse de la República para adherirse a otra o formar la propia, el Senado garante de la cohesión pronunciará el vacío de poder del rebelde y reestablecerá las cosas.

En este sentido, es claro que el Senado no representa a la población sino el interés de lo nacional.

¿El Poder Judicial representa a la población? Tampoco; su trabajo es la protección de la Constitución destruyendo los actos que la quebrantan, la razón central es que si se atenta contra ésta se pone en riesgo lo general –lo que a todos importa– y consecuentemente a la Federación.

Bajo esta lógica, los Ministros de la Corte son designados por el Senado porque sus funciones interesan a todos, son los guardianes de la Constitución, por tanto no deben ser electos por la ciudadanía, se trata de Jueces que tienen como tarea el velar que lo que hagan los funcionarios del país sea conforme a la norma fundamental. Es un trabajo titánico, lo mismo se califica el actuar de la autoridad más modesta que la de mayor rango.

Ambos poderes -Senado y Corte- teóricamente, ejercen funciones de valor supremo: la supervivencia y conservación del país.

La pretensión de López Obrador de que los Ministros sean electos por el pueblo, contraviene la esencia misma que la República depositó en el Poder Judicial que es el mantenimiento del orden Constitucional, de prosperar la idea del Presidente tendríamos Ministros obligados a velar por los intereses de las mayorías que representan, contrario al mecanismo actual en el que responden a la Federación encarnada en el Senado.

Puede ser que el mecanismo de selección actual de los Ministros esté rebasado por la dinámica de la Nación, lo aconsejable es que se garantice la carrera judicial impidiendo que ajenos a la judicatura porten la toga evitando terribles errores como el vivido al designar a un litigante como Ministro -con todo lo que ello implica: intereses, fobias, odios, rencores, frustraciones y venganzas-, o a quién obtuvo su licencia de abogada con trampa.

El fortalecimiento de la Constitución y consecuentemente de los Estados Unidos Mexicanos se da con cada acto de autoridad destruido por la Corte, es señal que la división de poderes funciona, de eso se trata la vida en República. 

El autócrata no lo entiende y busca arruinar a toda costa el equilibrio, hay vivos ejemplos de ello: Cuba, Venezuela, Haití, Nicaragua. No lo permitamos en México.

Añadido:

Traspié de cita del Presidente López Obrador al señalar que el prestigiado premio otorgado a la Ministra Piña Hernández por la Asociación Internacional de Mujeres Juezas se consigue en la Plaza Santo Domingo de la Ciudad de México; quizá valga la pena que aclare que se refería a los grados académicos de su amiga Yasmín Esquivel Mossa.