En busca del estado perdido- Señales

Martes 16 de mayo, German Larrea uno de los hombres más acaudalados del país, mandamás del poderoso Grupo México, líder en minería, infraestructura y transporte, es recibido en Palacio Nacional invitado por el Presidente López Obrador a una comida-reunión con el Consejo Asesor Empresarial, del que es integrante.

La atención que el empresario dio al Presidente fue ‘amablemente’ correspondida apenas tres días después: el viernes 19, López Obrador le expropia a Grupo México un tramo del ferrocarril de Ferrosur en Coatzacoalcos, a favor de una entidad gubernamental operada por las Fuerzas Armadas de acuerdo con la orden publicada en el Diario Oficial de la Federación.

German Larrea es de ideas consistentes, disciplinado, pelea hasta el final. He tenido la oportunidad de litigar en diversos casos en su contra, es duro, no perdona nada, sin embargo, su lucha siempre ha sido leal, sin trampas ni presiones, lejos de las actitudes de venganza que muchos adoptan contra los litigantes que les vencen. Esta experiencia me indica que Grupo México se defenderá y buscará revertir el decreto expropiatorio.

Lo que se debe de atender es el mensaje que mandó el Ejecutivo Federal con su acto, sin margen a cortesías. Primero, López Obrador fue anfitrión de quien tres días después afectaría, no le importó insultarlo; luego, no se trata de una expropiación cualquiera, se practicó sobre derechos que son propiedad de un poderoso, intocable, de esos que tienen ‘derecho de picaporte’; finalmente, tocó una concesión federal, usualmente otorgadas a factores reales de poder.

Son muchas las concesiones federales dadas a particulares que han sido beneficiados para explotar bienes y servicios que son propiedad de la nación. Puertos, autopistas, aeropuertos, recintos aduanales, ferrocarriles, minas, televisoras, radiodifusoras, ancho de banda, telefonía, la lista es larga, la gran mayoría concentrados en influyentes capitales que han crecido con el producto del patrimonio de la federación.

Si es verdad, el Estado ha mostrado históricamente su ineficiencia para acrecentar la infraestructura, la concurrencia del empresariado es necesaria, pero a López Obrador no le importa, su acto generó a Grupo México una minusvalía en su papel de más del 4%, tampoco le movió la conocida actitud beligerante del expropiado, ni su peso en la economía nacional. 

El tabasqueño está dispuesto a todo.

En política los hechos hablan más que las palabras. La señal fue muy clara: Al Ejecutivo le gusta gobernar de la forma más autoritaria: mediante decretos y ve con apetito las concesiones. Cuidado.

Añadido:

No se debe perder la vertical, la Ministra Presidenta de la Corte cae en la provocación, en un chat con el Senador Armenta. Es fácil diluir la calidad ganada, el equilibrio que da la Corte a la República fundado en su conocimiento y legitimado en su prestigio está en riesgo.