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- 22/02/2023
¡Fuera cadenas!- La simulación de la guerra contra las drogas
Se confirmó ante un tribunal de justicia estadounidense lo que ya sabíamos: la relación entre el gobierno mexicano y las mafias del crimen organizado dedicadas al trasiego de narcóticos ilegales. Siento vergüenza por que esta clase de sanciones penales deriven de jurisdicciones de otros países y no así por nuestras propias instituciones de procuración e impartición de justicia; por un lado la vergüenza de sentir que no somos capaces de solucionar esta clase de conflictos y, por otro, la exhibida internacional del cochinero en el que se encuentran inmiscuidos los titulares de las dependencias públicas de nuestro país.
Genaro García Luna fue el Secretario de Seguridad Pública federal durante los seis años que duró el presidente Calderón como titular del Ejecutivo federal. Él era el encargado de la estrategia de seguridad a nivel federal durante el sexenio que inició la llamada “guerra” contra las drogas, y llevó al país en una espiral de violencia sin terminar que solo se ha perpetuado por los gobiernos que han venido después de ese. Esta persona tenía en sus manos la toma de decisiones sobre las operaciones que se ejecutarían en esa lucha contra el crimen organizado.
A lo largo de su encargo, siempre se cuestionó la eficacia de sus estrategias debido a los retenes que violaban derechos fundamentales, la presentación de los presuntos responsables como si fueran trofeos de cacería, y las pocas resoluciones condenatorias con respecto a los sujetos detenidos y sometidos a proceso. Incluso, en comparecencias ante la Cámara de Diputados, se le increpó con respecto al crecimiento inexplicable de su patrimonio personal.
Hoy, 11 años después de haber dejado el cargo como el encargado de las estrategias de seguridad a nivel nacional, García Luna fue hallado culpable por una corte en Nueva York por diversos delitos entre los que se encuentra el de narcotráfico y crimen organizado. ¿Cómo es posible que el encargado de la corporación policiaca más importante del país haya estado involucrado en el mismo crimen contra el que aparentaba luchar? Pareciere que todo fue una simulación, él simulaba luchar contra el crimen, pero en realidad él era parte del mismo.
Quienes perdemos somos los ciudadanos, porque quedamos a merced de instituciones públicas que, lejos de velar por el interés general, tiende a la protección de los intereses personales de quienes las presiden. Vivimos en un mundo novelesco, algo así como en la mítica obra de Puzo, El Padrino, donde el jefe de la policía de Nueva York, el capitán McCluskey, conspiraba a favor de la familia Sollozzo. Solo que acá es peor, algo inimaginado por el mismo Mario Puzo: el jefe de la policía nacional mexicana estaba aliado con el crimen organizado.
¿Cuántas personas más estuvieron involucradas con el crimen organizado en aquellos años? ¿Cuántas personas más han estado encubriendo las acciones del crimen después del 2012? ¿Al día de hoy quienes ostentan el poder público siguen “en el enjuague” del crimen organizado y de los traficantes de droga? Solo el tiempo nos lo podrá aclarar, pero lo que es un hecho es que esa infame “guerra contra las drogas” ni ha cesado ni ha pacificado al país, sino que todo pareciere ser una simulación.