¡Fuera cadenas!- Tenemos presidenta

¡Fuera cadenas!- Tenemos presidenta

Tenemos ministra presidenta: Norma Lucía Piña Hernández, quien es una jueza de carrera en la judicatura federal. Ella, al igual que otras grandes ministras y ministros tales como Margarita Beatriz Luna Ramos o Juan Silva Meza, conoce a la perfección la estructura, fortalezas y debilidades del Poder Judicial de la Federación, y quién mejor que ella para presidir a los dos órganos cúpula del Poder Judicial: la Suprema Corte y el Consejo de la Judicatura Federal.

Hace muchos años, me tocó conocer a la entonces magistrada Piña en el vigésimo tribunal colegiado en materia administrativa con sede en Ciudad de México; fue muy amable conmigo y —sobre todo— muy humana, muy persona. Su calidad como persona me llamó la atención, pues, a diferencia del grueso de los jueces y juezas del Poder Judicial de la Federación, ella fue muy abierta y facilitó el diálogo. ¡Es más!, hasta me permitió ver el proyecto de resolutivo del amparo que fui a litigarle.

Posteriormente, fue designada ministra de la Corte, aún recuerdo que el día siguiente a su designación, porque acudí a su tribunal colegiado a litigar otro asunto y me llevé con la sorpresa que había toda una fiesta de despedida/felicitación de la ya ministra Piña Hernández. Ese día hasta hubo mariachi, me parece que tamales y pastel, ¡alguien me invitó por un pedazo de pastel (por cierto, muy bueno)! Fue un momento muy bonito, recuerdo que era finales del 2015, todo el tribunal estaba adornado con motivo de navidad, y la gente estaba muy contenta y relajada; se sentía la felicidad en la fiesta, vaya. Ahí estaba, en medio de todo el bullicio, la recién nombrada ministra Piña, muy contenta entre su gente.

Algunos años después, ya en la Suprema Corte, he tenido la oportunidad de pasar a litigar con la ministra Piña Hernández algunos asuntos. Para mi grata sorpresa, la ministra siempre ha mantenido el mismo trato que tenía cuando la conocí en su tribunal, su accesibilidad y calidad con la que recibe a uno es característica de ella. Un día la ministra me preguntó que si conocía el sentido del proyecto del amparo que fui a platicarle, le dije que no, pero que asumía que era en X sentido, me contestó: —Vamos viendo el sentido, pues…— mientras sacaba un el legajo de hojas en tamaño oficio. Ya de pie, ella me señaló con sus ojos que me asomara, así que estiré un poquito el cuello y, ante mi asombro, pude ver el sentido del proyecto del asunto que fui a platicarle.

Sin duda, de las experiencias más memorables que he tenido en la litigada han sido esas tres que les acabo de platicar. 

Su equipo también es de admirar, pues se integra por secretarias y secretarios muy capaces y habilidosos jurídicamente hablando. Por mi experiencia, creo que la “ponencia” (así se le llama al ministro/ministra junto con todo su equipo) de la ministra Piña es de las que mejor están integradas en la Corte en cuanto a capacidad y eficiencia. Las diversas ocasiones en que he pasado a platicar asuntos con sus secretarios y secretarias me ha dado la impresión que son personas sumamente inteligentes.

Todo esto lo platico porque considero que la ministra Piña cuenta con las cualidades necesarias para presidir con éxito tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación como el Consejo de la Judicatura Federal. Su nombramiento como presidenta le viene muy bien al Poder Judicial de la Federación para tratar de mantener la seriedad y organización en las funciones de la Corte y en la administración de los tribunales federales. Vaticino que la presidenta Piña traerá mayor acceso y diálogo entre la Corte, el Consejo de la Judicatura y los tribunales, esto podrá sentar las bases para que la impartición de justicia en México sea más confiable. En hora buena por la ministra Piña y por el Poder Judicial.

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