Retrato Ormeta- La adormilada oposición política

Retrato Ormeta- La adormilada oposición política

Julio César quedo inmortalizado al salir victorioso de la guerra civil romana no sólo por ser un excelente estratega militar y político, sino porque supo explotar sus fortalezas y dejar al rojo vivo las debilidades de su enemigo. Así es, su rival Pompeyo tenía un ejército más numeroso, contaba con una abultada fuerza naval, tenía más apoyo político por parte de las élites romanas e inspiraba respeto por la figura que había logrado construir alrededor de él; sin embargo, también pecaba de soberbio y tenía un exceso de confianza por los recursos con los que tenía a su disposición. Bien pudo exterminar a las fuerzas de César en el mar, pero su arrogancia lo llevó a cometer el error de perdonarles la vida en el océano para enfrentarlos en campo abierto en la batalla de Farsalia. El error de Pompeyo fue aprovechado por César, quien agradeció a los dioses por tremendo error del enemigo al perdonarle la vida a sus soldados.

Es cierto que César contaba con los soldados mejor experimentados en el campo de batalla, pero el ejército de Pompeyo era cuatro veces más grande. Por esto, Julio César mando a montar varias casas de campaña vacías con la finalidad de que los exploradores militares de Pompeyo creyeran que César también tenía un abultado ejército, aunque en realidad no fuera así. Más aún, Julio César mando a excavar grandes zanjas en su retaguardia no sólo para evitar un ataque del enemigo por ahí, sino para obligar a sus soldados a pelear hasta la muerte porque no había forma de escapar ni huir en retirada. Para cerrar su estrategia perfecta, a la hora de la batalla, las fuerzas cesarianas no serían las primeras en atacar, pues tenían la encomienda sólo de resistir y repeler para que, pasados unos minutos de los primeros embates, las fuerzas pompeyanas entraran en incertidumbre al ver que sus embestidas nada hacían al ejército contrario, y con ello buscaba arrebatarles esa confianza inicial para dar paso a la siembra del miedo de la derrota.   

El resultado es conocido, Julio César venció en la batalla de Farsalia y con ello ganó la guerra civil romana para erigirse en el líder indiscutible. Tiempo después declararía que ganó esa justa no tanto por su talento, sino porque el enemigo “tenía un general que no sabía ganar”, refiriéndose a la situación en la que Pompeyo le dejo vivir en el mar y a que cayó en la trampa de atacar primero porque se sabía tenedor de más hombres. Esto es, sabedor de su desventaja en el campo de batalla, supo aprovechar los puntos más fuertes de sus camaradas y mejor aún, les sacó jugo a las debilidades de sus enemigos. Difícilmente hubiera ganado la batalla sin esta estrategia, pues Julio César conocía de sobra sus carencias y las dificultades que representaba enfrentarse sin más a las huestes pompeyanas. Su manera de actuar constantemente es signo de admiración no sólo por el resultado, sino por la manera en que llego a este.

Caso similar sucede en el actual México político, en donde hay una gran soberbia y confianza en la popularidad del presidente de la República que se piensa es arrolladora e invencible frente a los tropiezos que ha cometido el actual gobierno federal. Su soberbia política se ve fortalecida porque han pintado de guinda gran parte del territorio mexicano, pero olvidan que sufrieron un importante descalabro en el bastión histórico de la izquierda que representa la Ciudad de México y perdieron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Sin embargo, el gobierno federal ha tenido garrafales errores en diversos rubros que no han sido catapultados con mayor envergadura por parte de la oposición, es como si la oposición tuviera miedo de exponer y resaltar las debilidades del gobierno que representa la autonombrada Cuarta Transformación.

Así es, ¿por qué la oposición no expone los errores de esta administración? ¿por qué la oposición en México no recobra el papel que hace años tenía López Obrador en esa misma posición? Ya no pedimos que emulen la figura de Julio César, pero si quieren conquistar de nuevo el poder, bien valdría la pena que retomen su estrategia y critiquen todas las horas el actuar de la actual administración. No hay de otra, deben exponer las debilidades del oponente político y convertirse en un reflector que estalle los errores de gobierno porque con sus propias propuestas se ve casi imposible que ganen a la máquina electoral llamada MORENA.

Ormeta: El presidente parece divertirse por la forma en que está llevando la sucesión presidencial, esperemos que esa arrogancia no le cobre a futuro el haber perdido el liderazgo de la misma.

cal

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