Retrato Ormeta-La caída de la exministra Olga Sánchez Cordero de la Secretaría de Gobernación

Su paso como ministra de la Suprema Corte de Justica de la Nación fue esplendoroso, pues se caracterizó por ser una jurista férrea defensora de los derechos humanos y una fiel protectora de los derechos de los grupos más vulnerables del país. Así, forjaba una reputación de ministra independiente y garantista que redactaba proyectos de sentencia apegados al marco constitucional sin importar que llegarán a incomodar al poder político. En efecto, la exministra Sánchez Cordero ocupo una de las once vacantes del máximo tribunal del país con gran decoro; así como dejo un legado que sería recordado por encabezar demandas liberales que rompían los esquemas tradicionales de impartición de justicia. 

Por ello, en el mundo jurídico causo gran revuelo que la exministra aceptará sumarse al equipo de transición del entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador y más aún, se levantó un entusiasmo entre la ciudadanía de que la exministra llegará a ocupar la tenebrosa Secretaría de Gobernación. En efecto, tanto la ciudadanía como el mundo jurídico concordaban de que era una buena señal del gobierno lopezobradorista que al oscuro y maquiavélico edificio de Bucareli se sumará una brillante jurista con una fuerte tendencia al respeto y protección de los derechos humanos, con lo cual, se mandaba la fuerte señal de que el entonces gobierno entrante se ceñiría a una fuerte política interna que se basará en el respeto de los derechos humanos. Sin embargo, con el paso del tiempo se iría esfumando esa falsa ilusión.

Así es, el presidente López Obrador desmembró a la Secretaría de Gobernación, pues le quito facultades en materia de política interna, en temas de seguridad y en la coordinación con los demás poderes de la Unión, todo con la anuencia de la exministra Sánchez Cordero que sólo veía como sus atribuciones se volvían cada vez más estrechas. Quizás fue su falta de olfato político o su inexperiencia en la arena política lo que provocó que la exministra aceptará sin chistar la atada de manos que le estaba poniendo el presidente, pues el oriundo de Tabasco sólo le daba libertad ancha en la facultad para sólo opinar sobre actos anteriores del gobierno que violaron derechos humanos. Esto es, la exministra operó en una Secretaría de Gobernación “sin dientes”, por lo que, por más que quisiera poner como eje de su actuar a los derechos humanos se veía imposibilitada en imponerlos porque carecía de las facultades políticas y jurídicas para lograrlo.

De tal forma que, la exministra se convirtió en una especie de “adorno político” poque sólo se usaba su imagen de pulcra jurista que ocupaba la silla en la Secretaría de Gobernación; sin embargo, no le dejaban accionar políticamente para desenvolverse en los dictados de las políticas públicas del país. Con más pena que gloria, con desdenes presidenciales, con desobediencias de sus colaboradores, sin respeto de sus pares y sin grupos políticos que la respaldaran, era inevitable sostener a la exministra como encargada de la política interna. Nadie la respetaba como una figura de interlocución política ni la consideraban una persona con influencia en el presidente de la República. Sólo utilizaron la figura y reputación de la exministra para vender una falsa imagen de la política interna apegada a los derechos humanos, y cuando vieron que esa reputación se diluía a causa de los desdenes presidenciales, sus días en Bucareli estaban cantados.

Ahora, la exministra regresa al Senado a ocupar la presidencia de la Mesa Directiva como premio de consolación a su utilidad para los designios presidenciales. Y pobre ilusos aquellos que piensan que llegó al Senado a ponerle un alto al líder parlamentario Ricardo Monreal, pues no se comprende que el mandamás de la Cámara Alta es un tigre de mil batallas que resulta indomable frente aquellas personas carentes del oficio político…

OMERTA:  Vaya sorpresa que nos dará el Tribunal Electoral respecto a la evaluación de las elecciones de gobernador… Por ahí circulan proyectos de sentencia que proponen la anulación de ciertas elecciones para las gubernaturas.