Retrato Ormeta- La democracia en riesgo de pulverizarse

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Alrededor del mundo se han dado síntomas de que la democracia como sistema de gobierno corre peligro en su vigencia tal como la conocemos hoy en día, pues en diferentes latitudes crecen los liderazgos políticos que buscan dinamitar los puentes democráticos que les permitieron arribar al poder justo porque quieren concentrar y perdurar más tiempo en él, así como cada vez son más frecuentes las abominaciones de la democracia como lo son el populismo y le tecnocracia, y también cada vez más hay un creciente malestar ciudadano no sólo porque se sienten insatisfechos con los resultados de vivir en una sociedad democrática, sino que cada vez hay más clamor por nuevas formas de participación democrática que no están contempladas. Todos síntomas de que esta forma de gobierno se ve incapaz tanto de defenderse de amenazas a su existencia como de renovarse para dar mayor cabida a las nuevas exigencias sociales.

Los sistemas democráticos están fallando en sus bases y sus contrapesos internos para repeler amenazas y garantizar su vitalidad. Es complejo conocer las bifurcaciones que sostienen este sistema de gobierno, pero dentro de este mar de penumbra destacamos tres actores que están fallando en dar seguridad a la democracia: sistema electoral, Poder Judicial y ciudadanía. Los fantasmas que acechan la democracia para poder convertirse en entes tangibles deben necesariamente destruir o modificar a conveniencia el sistema electoral con la clara intención de borrar la competitividad y la igualdad en condiciones de la cancha electoral. Es lo primero que hacen para dinamitar la democracia, destruyen el canal idóneo que garantiza el juego democrático, hecho que se ha venido dando con anuencia o pasividad de los Poderes Legislativo y Judicial, este último más como un actor que valida las acciones anti-democráticas bajo la lupa constitucional, pero sin independencia en su esencia.

Así es, el Poder Judicial es el órgano por excelencia que calma los ímpetus sociales que buscan transformar sin miramientos los sistemas de gobierno, por lo que, la institución judicial es la encargada de frenar los vientos con la herramienta llamada Constitución y con las armas nombradas argumentos que defienden los derechos humanos que son vitales para el juego democrático. Su papel es esencial porque es el último reducto para frenar cualquier atropello, papel relevante que juega sólo si cuenta con la mentada independencia. La independencia es el bastión que permita al Poder Judicial resolver con apego a la Constitución y los derechos humanos, trastocar por esto la independencia conllevaría a que dejas sin respaldo al actuar judicial para convertirlo en un apéndice más que sólo aprueba las cosas bajo el influjo o presión de poderes externos. Por esto, para dinamitar la democracia es necesario borrar la independencia judicial.  

Por su parte, para que haya una destrucción democrática se debe contar con la anuencia de la sociedad. Esta anuencia puede ser por acción o por su pasividad como participe en el juego democrático, la acción consiste en depositar toda su confianza a un ente que, al concentrar tal poder, puede llegar a convertirse en un monstruo destructor de los valores democráticos sino tiene límites. La pasividad consiste en tener a ciudadanos que no realizan nada y sólo ven como se están destruyendo sus instituciones democráticas, dejan que los poderosos hagan y deshagan sin una pizca de muestra de protesta social. Las y los ciudadanos deben ser los primeros en protestar cuando ven amenazados sus derechos, pues para que haya una sana comunidad, necesariamente debemos tener ciudadanía activa que este constantemente participando, criticando e incomodando a sus representantes.

Por todo esto, como nunca se pone en duda la existencia misma de la democracia. Es cierto que hay un descontento generalizado por los resultados ofrecidos de vivir en una sociedad democrática, pero tampoco podemos volver a un sistema de gobierno de corte autoritario porque la Historia nos ha demostrado que sólo son muy buenos para violentar derechos humanos. La democracia tiene sus fallas, pero sigue siendo el sistema menos malo que actualmente existe.

Ormeta: La reforma constitucional electoral que busca limitar la actuación del Tribunal Electoral en los actos parlamentarios parte de la premisa de que el Poder Judicial no puede interferir en la vida interna del Poder Legislativo. Argumento falaz que no responde al meollo del asunto que es: los tribunales están para garantizar derechos humanos, aunque no les gusten a las mayorías legislativas.

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